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16 agosto 2010

OPINIÓN: El misterio de las 50 cuotas

17-8-2010 - Bancos y cadenas comerciales financian a 4 años y a tajas fijas a pesar de la alta inflación. La venta de televisores LCD fue la vedette comercial del año, ahora reemplazados por computadoras. Las entidades apuestan a ganar con el uso de la tarjeta. En algunos casos, se duplica el costo del producto.

El Mundial de Sudáfrica trajo varias sorpresas, pero una de ellas impactó de lleno en el bolsillo del consumidor: el plan de 50 cuotas fijas para la compra de televisores LCD. El programa se mantuvo una vez finalizado el torneo pese al creciente escenario inflacionario que siembra más dudas que certezas. ¿Cuál es la clave del negocio? Esa es una pregunta que tiene numerosas respuestas.

A grandes rasgos, los tres actores fundamentales de este esquema -bancos, cadenas comerciales y consumidores- obtienen beneficios, pero es el cliente el que finalmente parece llevarse la tajada más delgada. Tentado por la oferta, adquiere alta tecnología a precio fijo, pero la letra chica del contrato lo termina matando por la espalda.

El plan tuvo un alto rendimiento para los bancos, tal como lo confiesa Gonzalo Beigbeder, gerente de Nuevos Negocios y Convenios del Banco Francés. El directivo explicó que el financiamiento en 50 cuotas comenzó a discutirse en febrero con Frávega, teniendo en cuenta la nueva tecnología en el mercado, la transmisión digital y la organización de la Copa del Mundo, el gran evento. No se equivocaron.

El Mundial "iba a hacer crecer la demanda y el deseo de tener un LCD. Así pudimos armar una ecuación razonable y salir a ofertar 50 cuotas sin intereses. Sale a la luz el último sábado de febrero y crece explosivamente hasta la eliminación de Argentina. Se cae luego del partido Argentina-Alemania".

Llegó entonces el cambio de estrategia. "Dijimos: sigamos durante julio para ver cómo evoluciona la demanda. La de 50 cuotas es una ecuación posible en un contexto determinado, donde se puede arrimar un volumen de ventas grandes, que sabíamos no se daría en el resto del año. Lo íbamos a sostener con algunos fines de semana o productos puntuales. Especialmente le pusimos el foco a notebooks y netbooks".

La generosidad no abunda en el sistema, por lo tanto aumenta la curiosidad por saber dónde reside la ganancia de los bancos.

"El negocio es una suma de cosas. Generamos más factores para que más clientes tomen la tarjeta. Estás haciendo que los clientes actuales la usen más y hagan una compra que les va a reportar actividad por 50 meses -mantenimiento de la caja de ahorro, renovación anual y otros trámites-, es decir una serie de cuestiones".

Si el plan también es redituable para el cliente, la respuesta parece no tener secretos: "El que sacó la tarjeta para comprar el televisor y no la vuelve a usar en 50 meses, no está haciendo un buen negocio. Sí está haciendo negocio el que la tiene y la usa para comprarse ropa, ir al supermercado, cargar nafta y además se compró un LCD. Conceptualmente, lo compraron antes de Sudáfrica y lo terminaron de pagar después de Brasil".

La sustentabilidad del plan de pagos en tiempos de alta inflación reside entonces en la carnada que los bancos van enganchando en el anzuelo que es la tarjeta. "Cuando a un integrante de la familia lo mueve el LCD, a otro le interesa la ropa y a otro los recitales. Terminás sumando para que alguien tome la tarjeta", reconoce Beigbeder.

LA LETRA CHICA
"Es un engañe a pichanga total", afirma Susana Andrada, titular del Centro de Educación al Consumidor (CEC). "Con las 50 cuotas se están pagando dos y hasta tres televisores. Si el consumidor tiene que sacar una tarjeta, debe sumar los gastos fijos, que en el caso de estas tarjetas como la Santander Río -una de las más caras-, cuesta 29 pesos el mantenimiento mensual. Si eso se lo multiplica por cuatro años... Más el seguro, más el IVA, más la renovación de la tarjeta, que a veces la duplican y hasta la triplican el valor. Si salió 150, cobran 300 pesos. Y esto es anual. Si se suman todos estos ítems terminás pagando el televisor dos veces el valor real".

Hasta acá queda claro que una de las patas del negocio se perjudica. Pero, el consumidor satisface su necesidad inmediata y, al menos hasta el momento, no eleva quejas.

"No hay reclamos porque la gente se engancha. Por un lado es una medida satisfactoria porque de alguna manera el usuario puede hacerse de un televisor, un plasma o lo que necesita. Pero por otro lado, cuando se termina de sumar todas estas cosas que nombré antes, la letra chica, se termina pagando dos veces el valor del televisor", insiste Andrada.

¿Y las cadenas comerciales? "Ganan un potencial comprador -dice Andrada-, porque muchas veces van a buscar ese televisor que está a un precio accesible, en oferta, a 50 cuotas y no lo tienen. Y si lo necesita, le ofrecen otro y lo enganchan con un modelo más caro. Es un negocio redondo".

TECNOLOGIA
La oportunidad de adquirir un televisor LCD en 50 cuotas fijas tiene un costado desalentador: la alta tecnología se desactualiza velozmente, con lo cual es probable que dentro de dos años el consumidor tenga en su living un aparato útil pero ya no de última generación, con un horizonte de 24 cuotas aún por ser pagadas.

"Eso siempre pasa, más cuando lo que hoy mismo se está vendiendo masivamente acá, en mercados desarrollados ya es algo no obsoleto pero sí superado", explica Enrique Carrier, especialista en alta tecnología. Y agrega: "Para tener una idea, a nivel de los mercados desarrollados el boom de las pantallas de LCD fue en el Mundial de Alemania 2006".

¿Es negocio entonces comprar un LCD en 50 cuotas? "Evidentemente hoy se está pagando el televisor un poco más caro de lo que cuesta en cualquier lado. Están costando el doble o más de lo que sale en Estados Unidos. Hace poco publicaron un estudio de los precios en diversos países de América Latina y claramente el país más caro era Argentina, seguido por Brasil", explica.

Carrier remarca también que "aún sacando impuestos como el IVA y otros a la importación, el televisor tendría que salir 700 dólares y no 1.000. Va a ser negocio si la inflación se mantiene a este nivel, pero si la inflación baja, lo terminaste pagando más caro".

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