BIENVENIDOS a SABER de BANCOS

08 agosto 2009

Opinión: Vivir a corto plazo (muy bueno)

Los argentinos volvimos en las últimas semanas a un clásico de antaño: la vida a plazo fijo.
Planificar a corto plazo fue una costumbre de las familias, empresas y gobiernos de este país, producto de las recurrentes crisis económicas y ciclos de "stop and go" que caracterizaron a la nación durante las últimas décadas. Y que tuvieron como corolario la explosión de 2001.
En parte, en los últimos años nos habíamos desacostumbrado a ello. No vislumbrábamos en el horizonte esa fecha clave, ese hito o punto de inflexión para esperar ansiosamente. Y queda claro que nos cuesta caminar sin muletas. Planificar a mediano o largo plazo sigue siendo un desafío... Un amigo y economista brasileño me daba el otro día su percepción sobre los argentinos: "Curiosamente a ustedes les cuesta más navegar en aguas tranquilas que en tormentas".
Es cierto: en términos deportivos, nuestro país se parece más a un corredor de 100 metros que a un maratonista. Nos es difícil encontrar un buen ritmo y sostenerlo…
Lo cierto es que vivir en el país del corto plazo tiene costos. No se ven, pero ahí están. Semanas atrás estábamos todos pendientes de la nueva reunión del Gobierno con el Campo para destrabar el conflicto. Ahora esperamos ansiosamente lo que dirá Cristina el 25 de Mayo. Y si ello no nos aplaca el síndrome de abstinencia iremos por el 9 de Julio, y así sucesivamente….
¿Subirá el dólar esta semana? ¿Se levanta mañana el paro en el campo?
¿Renuncia el ministro de Economía?
Son todos revivals de los hits que ya escuchamos varias veces en otros tiempos de tormenta económica…
Pero en el país del corto plazo nada es gratis. El horizonte de planeamiento de los consumidores, empresas y demás actores del entramado económico se acorta significativamente. Nadie quiere dejar el dinero en el banco mucho tiempo y por lo tanto no hay fondos para prestar a las empresas. Empresas que entonces no acceden a créditos para ampliar las fábricas porque no saben si podrán pagarlo.
Ergo, no contratan nuevos empleados tampoco. Estos empleados (que iban a ingresar a la compañía) a su vez ahora deciden consumir menos que antes para ahorrar ante la inestabilidad laboral que los aqueja. En consecuencia, las menores ventas de los comerciantes generan menor inversión en estos emprendimientos y así nuevamente comienza a girar la rueda del ciclo económico contractivo… El economista sueco Axel Leijonhufvud (¿próximo Premio Nobel?) fue quien diseñó algunos años atrás la idea del "corredor". La teoría económica tradicional postula que cuando una economía sufre un shock, operan mecanismos de autorregulación que la devuelven en algún momento al sendero de equilibrio.
Leijonhunfud, en cambio, cree que cuando el shock es muy fuerte estos mecanismos ya no sirven y la economía sale del corredor, hacia otro sendero diferente al anterior. Tal vez por eso este neokeynesiano se convirtió en los últimos años en un autor de culto para buena parte de los economistas argentinos enrolados con la heterodoxia. Es que la historia argentina de las últimas décadas parece encajar perfecto en su armazón teórico. Y vaya si los argentinos sabemos de cimbronazos y nuevos "corredores"…
Leijonhufvud es uno de los que más insiste sobre este punto: vivir en el corto plazo genera un escenario de expectativas nocivo para toda la economía. La volatilidad deviene en creciente incertidumbre y ésta impacta negativamente en cualquier decisión económica. Desde Dona Rosa que tiene que ir a realizar las compras hasta la empresa que evalúa construir una nueva fábrica. Este efecto es menos visible que las exportaciones que no se concretan por el paro agropecuario, o la menor actividad de transporte por los cortes de ruta. Pero mucho más significativo a nivel de la economía argentina en su conjunto.
En los últimos años avanzamos bastante en la tarea de alargar nuestro horizonte de planeamiento. Años de crecimiento sostenido contribuyeron a ello. Y es un valor que debemos cuidar. Porque mientras su construcción demanda mucho tiempo su destrucción sólo requiere de una decisión apresurada…
Fuente: El Econauta - Por: * Juan Cerruti
Redactor de Economía de El Cronista

02 agosto 2009

Noticias: Cajas de seguridad: qué deben hacer los clientes frente a los robos

En el caso de robos de cofres, más allá de las cláusulas bancarias, los damnificados por lo general logran ser indemnizados. Pero es clave en ese sentido elevar al banco un acta mediante un escribano que describa el contenido de la caja
Pasa en las películas, pasa en la vida real. Usted no está viendo TNT, sino la vida misma. Los robos comando a los bancos, aunque no suelen darse con alta frecuencia, ocurren. Basta recordar casos como los del espectacular atraco a la sucursal de Acasusso del Banco Río –hoy Santander Río– en el año 2006, en el que fueron saqueadas 145 cajas de seguridad con una cifra que se estimó por u$s 25 millones, a través de un operativo que dejó boquiabierto a más de uno. O los boqueteros en Callao y Las Heras, que se llevaron el dinero de varios cofres del BBVA Banco Francés.
Sin ir más lejos, el sábado pasado a la madrugada, veinticinco clientes nuevamente de esta última entidad fueron víctimas de la inseguridad. En una sucursal de San Miguel un grupo de delincuentes disfrazados de operarios simularon querer reemplazar a los verdaderos trabajadores, quienes se encontraban realizando trabajos de refacción en la sucursal.
Ante este tipo de siniestros es habitual que haya muchos clientes que desconozcan qué pueden hacer para no dar por perdido lo que guardaban dentro de sus cofres. Y es que una de las principales trabas radica en que el usuario nunca declara el contenido que atesora adentro. En esta línea, El Cronista consultó a las principales entidades financieras al respecto. No obstante, la mayoría de los bancos no brindaron información y declinaron hacer comentarios. “Es un tema muy sensible”, alegaron desde una entidad de capitales nacionales.
Por lo general, los bancos establecen cláusulas en los contratos de alquiler de las cajas de seguridad. En muchos casos allí se impone un monto máximo que el cliente no puede superar – por ejemplo de u$s 50.000– entre objetos de valor o dinero dentro de su cofre. De esta manera, en el caso de existir algún siniestro, una vez que el cliente logra demostrar a través de documentación el monto que atesoraba en la caja, las entidades sólo responderán por ese tope. “Una vez comprobado y demostrado el origen de los fondos, entre otras cosas, en el caso de robo, el banco cubrirá hasta ese límite”, señalaron desde una de las pocas entidades que proporcionaron datos a este medio. “En nuestro caso tenemos una cláusula que establece que los locatarios no podrán guardar objetos o dinero cuyo valor en conjunto exceda los u$s 50.000, asumiendo los locatarios las consecuencias de excederse”, explicaron.
Jurisprudencia y revocación
Sin embargo, consultada por El Cronista, la abogada Nydia Zingman de Domínguez, profesora de la facultad de Derecho UBA y defensora de damnificados de bancos desde hace 20 años, que representa a algunos casos del reciente robo del BBVA, explicó que “por lo general las entidades financieras tienen contratos predispuestos del alquiler de las cajas, con cláusulas que limitan su responsabilidad ante siniestros”. No obstante, la letrada advirtió que “ la Justicia declaró nulo este tipo de disposiciones y mucha gente desconoce que frente a los robos se puede recuperar lo que se tenía dentro de los cofres”.
Pero no sólo eso. La abogada especificó que además “se estableció que el usuario de cajas cuando sufre un robo tiene derecho a que se lo indemnice por todo daño, no sólo material, sino también moral, psíquico, y el lucro cesante o la ganancia que se pierde de tener por perder el capital”. Claro que, previamente los damnificados deberán demostrar con documentación los objetos o el dinero por el valor que se declara haber perdido.
Una de las principales recomendaciones en este sentido es elevar un acta notaria al banco través de un escribano, donde se constate qué es lo que se deja adentro de la caja.
“Se trata de una prueba preconstituida que, por supuesto no asegura que el banco responda, pero es un indicio más”, explicó Zingman. Optimista, la abogada, citó múltiples casos de clientes que fueron resarcidos. “Un juicio en este momento puede durar alrededor de 3 años pero es probable que el banco quiera efectuar una conciliación antes de llegar a la sentencia”, estimó Zingman. Entretanto, en los bancos a partir de enero hubo casos en los que los costos de las cajas subieron más de 100%.
Fuente: www.cronista.com
El objetivo de este blog es orientar a los internautas en sus relaciones con las entidades bancarias y/o financieras y proporcionarles información, disponible en diferentes sitios, y que pueda ser de utilidad tanto para el conocimiento de la actividad como así para la toma de decisiones sobre las operaciones bancarias más habituales. Las noticias que se publican son las que considero interesantes, todas en el formato en el que se publican, mencionando en todos los casos la fuente. De manera que permitan tener una visión general del panorama económico e información general. La actualización de la información es diaria.