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12 abril 2010

OPINIÓN: La inflación y el dólar estable ya afectan al tipo de cambio

La economía local ya perdió la ventaja que le otorgó la devaluación de 2002. Las causas y las consecuencias de tener un peso “fuerte”.

El tipo de cambio “competitivo”, un eufemismo por “dólar alto”, uno de los pilares del modelo económico inaugurado en 2002 y continuado a partir de 2003, está en riesgo. El mayor peligro es la tendencia inflacionaria que despuntó en 2006/2007 y el flujo de dólares del campo que, junto al incremento del gasto público y la pérdida del superávit fiscal, tuvieron una consecuencia no deseada: la apreciación del peso.

A partir de 2002, el remedio para la crisis fue una política económica que combinó tres patas: tipo de cambio alto (o “competitivo), superávit fiscal y superávit comercial. El soporte más importante fue la fuerte devaluación del peso que logró no sólo fortalecer las otras dos bases sino también un “proceso virtuoso” de crecimiento con ganancia de productividad.

Se instaló un mecanismo de sustitución de importaciones que aumentó la producción de bienes transables; se recuperó y creció el empleo y se incrementó la masa salarial. El consumo internó pegó un salto y la exitosa renegociación de la deuda completó, en este breve y necesariamente incompleto resumen, un ciclo de crecimiento inédito en las últimas décadas.

Todo comenzó a cambiar a partir de 2006, se profundizó en 2007 y actualmente, por no modificar algunas de las condiciones estructurales de esos cambios, el “tipo de cambio competitivo” parecería haber entrado en zona de riesgo.

El peligro es concreto: basta compar el precio del dólar al cierre del 9 de marzo de 2009, $ 3,65 por unidad, y precio de venta del viernes pasado, $ 3,89, para confirmar que la divisa subió menos del 7% en doce meses. Tomando en cuenta cualquier índice de inflación más o menos independiente de las cifras del INDEC, se puede corroborar que el dólar creció, más o menos, la mitad de la inflación.

Es verdad que en términos macroeconómicos y de comercio internacional juegan otras variables, como las cotizaciones de las monedas de los países con los cuales comercia la Argentina. Y que las devaluaciones o revaluaciones del dólar, real o euro entre sí, juegan a favor o en contra de la paridad y del tipo de cambio. Pero los números de los especialistas y del propio Gobierno exhiben, como señalan las infografías, una tendencia a la caída en el tipo de cambio.

Para conocer los verdaderos alcances, y las causas de este proceso, iEco consultó a varios economistas de diversas orientaciones.

Rodrigo Alvarez (Gerente de Economía de Ecolatina).

“A partir del tercer trimestre del año pasado, el peso se mantuvo relativamente estable, mientras que se aceleró la suba de precios. En un mundo con inflación baja, esto implica una nueva fase de apreciación real. Esta tendencia se profundizará en 2010, ya que esperamos que la inflación cierre el año en torno al 25% y que la depreciación del peso no supere el 10%”.

“Más allá de que coyunturalmente el real brasileño está revaluado y beneficia a la competitividad argentina, la elevada inflación tiende a diluir esa ventaja. Por eso, más allá de Brasil, mientras la inflación se acelere y se utilice el tipo de cambio como ancla nominal de la economía la pérdida de competitividad será notoria”.
“Si bien todavía no hay atraso cambiario como en la convertibilidad, desapareció el colchón de competitividad conseguido tras la devaluación de 2002 y, por supuesto, hay distintas realidades según la rama de actividad”.

“Excepto algún cambio abrupto en las condiciones externas, existe cierto margen para anclar el tipo de cambio nominal. Y si esto se combina con mayor endeudamiento, el atraso cambiario es sostenible hasta las elecciones de 2011. ¿Después? Pensamos que en el mediano plazo el próximo gobierno deberá afrontar una pesada herencia”.

Ricardo Delgado (Director de Analytica Consultora).

“Creo que claramente la inflación empieza a romper otro pilar del modelo, como es el tipo de cambio. Digo otro pilar porque ya perdió el superávit fiscal”.

“Pienso que ya hubo una especie de neoconvertibilidad con el dólar a 3 pesos, y hoy el problema es que la moneda estadounidense no está tan fuerte como antes frente a otras monedas, lo que significa una mayor apreciación del peso”.

“Se está utilizando el tipo de cambio como ancla contra la inflación y se espera que la gente crea que los precios no suben, pero hay industrias que ya están sintiendo la caída en la competitividad”.

“El único medio posible para recuperar algo de competitividad en el tipo de cambio es bajando la inflación. Pensar en una devaluación sin un plan antiinflacionario sería un desastre porque los precios estallarían nuevamente”.

“Hay tensiones pero el Gobierno puede manejarlas. El gran interrogante es saber hasta cuándo”.

Marina Dal Poggetto (Socia del Estudio Bein & Asociados).

“Nuestras proyecciones indican que la inflación triplica la tasa de devaluación este año y también en 2011. El tipo de cambio real con el dólar pasará de 1,46 a fines de 2009 a 1,34 en diciembre de este año y será de 1,22 a fines de 2011. Para las mismas fechas, el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM), pasará de 2,19 a 2 y 1,83”.

“De esta manera, el escenario tiene a exhibir una clara apreciación del tipo de cambio con una cuenta corriente con el exterior muy positiva. Una de las primeras consecuencias es que se verificará un aumento en dólares de los salarios”.

“No habrá devaluación porque sobrarán dólares, pero claramente el gasto público se torna insostenible con un tipo de cambio muy apreciado”.

“Esto significa que nos estamos alejando del modelo competitivo, aunque por el lado de las cuentas externas no habrá problemas, siempre que la fuga de capitales sea manejable, claro. Se esta yendo a un modelo inverso al puesto en marcha en 2003, salvo que el dólar se debilite mucho contra otras monedas en el mercado internacional, lo que no parece muy probable”.

Fausto Spotorno (Economista jefe de Orlando Ferreres & Asociados).

“En realidad el peso está en equilibrio desde 2006 y está mucho más apreciado que en 2003. Y si bien se está apreciando respecto del real o el euro, no sucede lo mismo al ver los tipos de cambio multilateral”.

“Ahora vienen los problemas porque no parece que haya decisión de devaluar. Me parece que la forma de mejorar todo es comenzar a hablar de productividad, pero nadie lo hace. Ese es el verdadero nombre del juego”.

“Además, ¿cómo se devalúa cuando hay un exceso de dólares? No es un tema menor, pero hay que tener en cuenta la salida o fuga de capitales, que sumaron unos US$ 1.000 millones por mes“.

“No crece la productividad o, mejor dicho, crece menos que en el resto del mundo y eso significa quedarnos atrás. Eso sucede porque no hay condiciones para invertir y si esto no sucede, nunca se podrá aumentar la productividad”.

Mariano Flores Vidal (Docente universitario. Asesor principal de la Presidencia del Banco Ciudad).

“Claramente el peso se está apreciando. En primeros 40 días de 2010 la situación era peligrosa porque el TCRM se apreció un 7%. Y si está situación se hubiera mantenido por más tiempo, quizás la gente hubiera especulado con una devaluación y esto habría producido una suba de tasas y salida de depósitos para comprar dólares”.

“Hoy, la situación está más tranquila porque el dólar no se apreció respecto de otras monedas y, en cambio, se apreciaron el real y el euro. Digamos que se frenó la revaluación del dólar pero sigue la inflación”.

“Con una inflación proyectada en el 25%, el dólar debería terminar el año a $ 4,30/4,40 y nadie cree que supere los $ 4,20. Nosotros pensamos que en el año el peso se apreciará un 20/25%”.

“Ya en 2007, por el fuerte aumento de la inflación, el TCRM se ubico en torno de 1,90/1,85, cuando la competitividad local tiene un buen margen con un valor aproximado de 2. Se puede soportar, pero nadie intenta resolver el problema de fondo, que es la inflación”.

“Para la competitividad no me preocupa el costo salarial. La verdadera competitividad es la del capital, y en la Argentina la carga del costo de capital es muy elevada”.

“Vamos a una fuerte apreciación cambiaria en los próximos 16/18 meses, y después sí habrá serios problemas. Sin superávit fiscal que absorba los dólares de la balanza comercial, no hay solución”.

Eduardo Conesa (Doctor en Economía. Docente universitario).

“Hay una tendencia a volver al tipo de cambio bajo que implica más déficit fiscal y endeudamiento. Es como volver a los 90”.

“China ahora, y antes Japón y Corea tuvieron un tipo de cambio alto. Promovieron sus exportaciones con ese instrumento, y con apertura de la economía con bajas tasas a la importación lograron equiparse de maquinaria”.

“Pero el tipo de cambio alto sólo es posible con superávit fiscal y con bajas tasas de inflación. Con déficit y subas de precios, habrá tipo de cambio bajo. Y esto implica altos salarios en dólares y desempleo”.

Fernando Peirano (Docente universitario. Secretario de Investigaciones de AEDA).

“Es un error ligar la competitividad sólo al tipo de cambio. Las bases de la competitividad se ampliaron; por ejemplo, basta pensar en las economías de escala. Por eso, por ejemplo, las perspectivas para la industria son positivas y basta con ver cómo pasó la crisis la industria”.

“Por otra parte, hubo correcciones cambiarias. Desde 2007 el dólar subió 30%; el euro, 20%, y el real ,25%. No se trata de un tipo de cambio fijo. Por eso hubo inversiones y ampliaciones de capital y el mercado interno se mantuvo”.

“Por otra parte, el costo salarial no es determinante y no hay perspectivas de problemas estructurales de competitividad”.

“La industria tiene buena rentabilidad y hubo políticas de protección o restricciones a sectores perjudicados por las importaciones con dumping. Y en el caso de la industria automotriz se le otorgó créditos en lo peor de la crisis”.

“Sí es verdad que hay muy pocos avances en Investigación y Desarrollo. La industria, por ejemplo, apenas invierte la mitad, en relación con el PBI, de lo que se invierte en Brasil. Y se debería resolver el financiamiento a largo plazo, que es muy importante para sostener la competitividad”.

Hasta aquí los expertos. La mayoría habla de inflación y pérdida del superávit fiscal. Para el Gobierno serían como las brujas y dice que no existen. Pero volar, vuelan.

www.ieco.clarin.com


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