En el mundo hay más de 6,5 millones de multimillonarios. Estados Unidos concentra la mayor parte, con algo más de 2,5 millones. Le siguen de lejos Japón -con cerca de 700.000- , Reino Unido -439.000 ricos-, Alemania o China –con 342.0000-.
Los que están al frente del pelotón tienen fortunas valoradas en más de 1.000 millones de dólares.
Carlos Slim -el hombre más rico del mundo con 53.500 millones de dólares, según Forbes-, Bill Gates o Warren Buffett, encabezan esta "tropa de elite", pero sólo algunos de ellos comparten un particular estilo de vida.
En este contexto, para muchos multimillonarios, no siempre rico y famoso es sinónimo de extravagante y caprichoso. Por el contrario, están los que llevan vidas modestas y son enemigos del despilfarro.
Así, si bien amasan cantidades inimaginables de dinero, prefieren llevar una existencia más terrenal y parecerse a la clase media, destacan desde el sitio español Cotizalia.
Incluso, hombres cuya vida está pendiente del ojo público pueden bajarse de su trono y poner los pies en el barro:
- Warren Buffett
Se trata del inversor más reconocido en el mundo y el hasta hace poco hombre más rico del planeta. Establecido en Omaha (Nebraska) desde que comenzó su andadura profesional, no se ha movido de allí, ni de su modesta casa en 50 años. La adquirió por menos de 31.000 dólares, y a día de hoy atesora una fortuna valorada en 47.000 millones.
A pesar de haber cenado en los mejores restaurantes del mundo, él sigue considerando una hamburguesa con papas fritas acompaña de una Coca-Cola fresca como el mejor de los menús.
Sus gustos se alejan de lo que suele ser habitual entre las celebrities: barcos, mansiones, coches, joyas… ya que, según declara, “todo ese tipo de juguetes solo me producen un dolor en el cuello”.
Buffett tampoco es amigo de la tecnología –hasta hace poco se resistía a utilizar computadora-, pero sí ha mostrado interés por acercarse a la sociedad media americana e incluso a sus empleados, al participar como el más campechano de los abuelos, en las campañas publicitarias de su empresa.
- Ingvar Kamprad
El fundador de Ikea es uno de los nombres del top-ten de la Lista Forbes.
Fundó la exitosa marca de muebles bajo las consignas de ofrecer un producto asequible, barato y que cualquiera pueda armar.
El ahorro no es solo un objetivo de sus clientes, sino que él mismo lo lleva por bandera allí donde va. “La gente Ikea no conduce grandes coches ni se aloja en lujosos hoteles”, cita. Y él mismo predica con el ejemplo.
Suele desplazarse en metro o autobús para ir al trabajo, a no ser que prefiera conducir su Volvo con 15 años de antigüedad.
Cuando le toca viajar en avión, lo hace en clase turista, y al hospedarse, busca los hoteles más económicos. Centavo a centavo y desde los 17 años, cuando comenzó vendiendo pequeños artículos, como bolígrafos, Kampard ha ido escalando en el mundo empresarial y actualmente, con 83 años, es dueño de un conglomerado de 200 establecimientos en 31 países, dirige a 75.000 empleados y firma unas ventas anuales de 13.500 millones de euros.
Su fortuna se estima en unos 23.000 millones de dólares; su capacidad ahorrativa… incalculable.
- Chuck Feeney
A este estadounidense-irlandés de 79 años, el haber nacido en Nueva Jersey durante la Gran Depresión en una familia humilde y bajo las penurias que marcaron al país, le ha dejado una marca de austeridad, lucha y sacrificio en su personalidad.
Como cofundador de las tiendas de Duty Free ha llegado hasta la cima gracias a un lema personal llevado al extremo: “Me propongo trabajar duro, no hacerme rico”. Al final su no-objetivo se ha visto cumplido con creces, aunque a base de insistir en el primero.
En la actualidad vive para su fundación, a través de la que dona parte de su fortuna a escuelas, hospitales e investigación. En este aspecto, Feeney adelanta muchos puestos al resto de millonarios, aunque se iguala con ellos en cuanto a hábitos corrientes: asiduo del transporte público, comprador en grandes almacenes y defensor de la economía de clases, nunca ha gastado demasiado en ropa y calzado, porque, como ironiza, “solo puedes llevar un par puesto al mismo tiempo”.
- Carlos Slim
El magnate mexicano acaba de auparse al primer puesto en el ranking de los hombres con más dinero del mundo. Ha sido en este último año cuando Slim ha dado la zancada definitiva y tras un incremento de 18.500 millones, su fortuna ha alcanzado los 53.500 millones de dólares.
Este mexicano de 70 años, viudo y con seis hijos, es un amante de la vida austera y del arte que fundó su primera empresa con 25 años.
No posee yates ni aviones, pero sí unas 72.000 obras de arte. Slim también destina mucho de su tiempo y dinero a proyectos de salud con los que busca beneficiar a millones de latinoamericanos, a través del Instituto Carso de Salud (ICS).
- Frederik Meijer
Más conocido en Estados Unidos que en resto del mundo, su cadena de supermercados le ha reputado una fortuna de unos 5.000 millones de dólares.
Conduce su propio coche y elige los alojamientos más baratos en sus viajes de trabajo.
En lo que parece un denominador común a estos millonarios austeros, Meijer no malgasta su fortuna, sino que prefiere seleccionar sus gastos y donaciones a intentar promover el bienestar entre los ciudadanos de su comunidad, allá en la América profunda.
- Rosalía Mera
El único nombre femenino en este selecto club es también quien mejor encarna la esencia de la austeridad. Lleva colgada la etiqueta de mujer más rica de España, pero su día a día contradice la radiografía de una millonaria.
La vida de Mera ni empieza ni acaba en el dinero. Madre de dos hijos, llevó a la mayor a un colegio público, viaja en clase turista, huye de los focos y las entrevistas y es presidenta de la fundación Paidea, que trabaja en la incorporación de la mujer rural al mercado laboral y en la integración de los discapacitados.
El secreto de estas personas no es cuántos ceros redondean su cuenta corriente, sino la forma de vida que llevan. Son ricos, pero no actúan como tales. Ahorran más de lo que gastan y regalan más de lo que compran.
¿Cómo edifican su fortuna?
Como se vio anteriormente, si bien a la hora de gastar su dinero los características son muy diferentes, al momento de invertir los multimillonarios siguen pautas muy similares.
Para ellos, acudir a un banco de inversión, a un gestor de altos patrimonios o a un asesor independiente, no es su primera opción, según destaca Cotizalia.
La mayoría prefiere guiarse primero por su instinto y segundo, por lo que hacen otros millonarios.
El último informe sobre riqueza mundial elaborado por la consultora inmobiliaria Knight Frank y el banco estadounidense Citigroup, The Wealth Report 2010, revela además que las grandes fortunas mundiales, aunque especialmente europeas, realizan compras poco apalancadas. Esto es, prefieren utilizar cash y endeudarse poco.
"El inversor familiar suele cerrar operaciones con recursos y capital propios. Cuanto más rico más efectivo y menos apalancamiento", explica Humphrey White, director de inversión internacional de la consultora.
El ladrillo es la estrella
Si bien los millonarios no ponen todos los huevos en una misma cesta, el sector inmobiliario es el activo preferido.
A nivel mundial, el “ladrillo” representa una tercera parte de sus carteras de inversión, casi la mitad en el caso de las fortunas europeas.
Y todo apunta a que seguirá jugando un papel relevante en el futuro. No en vano, más del 70% de los millonarios piensa que éste será un buen año para invertir en inmobiliario y la mitad anticipa que el sector residencial será el que mejores resultados aporte.
De estos activos valoran su estabilidad y el crecimiento del capital en el tiempo, así como rentabilidad o los beneficios fiscales que les aporta, sin olvida el entorno y la ubicación de muchas de estas propiedades, en ocasiones un factor clave a la hora de cerrar la operación.
Luego, los ricos destinan casi otro tercio de su capital a bolsa y efectivo, mientras que la renta fija representa en torno a un 10%.
Los productos más sofisticados como los hedge funds o los derivados tienen escaso peso en las carteras de los millonarios, entre el 1% y el 6%.
De cara al futuro, las grandes fortunas no se muestran demasiado optimistas.
Sólo el 5% de los clientes de gran patrimonio de Citi Private Bank considera que su riqueza experimentará un incremento significativo este año.
Un 4% espera que disminuya, mientras que la gran mayoría, un 90%, cree que permanecerá estable o aumentará ligeramente.
La situación económica mundial no ayuda y es precisamente el entorno económico la principal amenaza para su patrimonio.
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