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18 mayo 2010

OPINIÓN: Otro capítulo se escribe en la economía mundial y vuelven miedos de la crisis subprime


Analistas advierten que el colapso europeo puede causar daños más profundos que el de las hipotecas. En el de Estados Unidos el golpe recayó en los bancos que, con ayuda estatal, lograron recuperarse. En Europa, sólo se engrosará la deuda. ¿Por qué el ruido puede ser mayor al de Lehman Brothers?

Todavía resuena la palabra “subprime” en la mente de los argentinos. Aún sigue vivo el recuerdo del golpe que significó la caída de Lehman Brothers para el mundo entero.

También sigue fresca la imagen de la quiebra de grandes corporaciones estadounidenses y los esfuerzos del Gobierno de ese país para evitar que se profundice la crisis de hipotecas basura, el peor derrumbe económico-financiero global desde 1930.

Y cuando el mundo comenzaba a recuperarse de su enfermedad, tras la aplicación de una serie de “antídotos” (baja de tasas, inyección millonaria de dinero, créditos baratos) ahora enfrenta una nueva recaída.

Esta vez el virus es distinto y está ubicado en otra zona. Aunque esto poco importa. De agravarse el tumor, todas las economías del planeta volverán a sentir sus efectos, en mayor o menor medida.

Dólar fortalecido, euro en terapia intensiva, recesión de algunas economías, mayor desempleo, inestabilidad, reacomodamiento de monedas, salida de capitales de países, búsqueda de refugios, son algunos de los vocablos que vuelven a escena.

¿Puede ser esta recaída peor? Posiblemente sí. ¿Por qué?

Antes, el golpe había sido para los bancos. Pero “zafaron”, porque siguieron con su propia actividad. Vale decir: el negocio siguió en pie. Y no sólo que se recuperaron, sino que además ganaron dinero y pudieron devolver los préstamos gubernamentales recibidos.

En cambio, ahora, el golpe recae sobre algo que no genera actividad. Es deuda sobre deuda. Vale decir: el salvataje no está destinado a un sector que, tras recibir el dinero, genera riqueza, sale a flote y cancela los compromisos asumidos.

El salvataje sólo engorda el stock ya existente de endeudamiento que fue, justamente, el causal de esta nueva crisis. De esta manera, no hay generación de fondos ni de riqueza.

Y para peor, el rescate está sujeto a aplicar un severo ajuste a economías que -difícilmente- lo puedan soportar (España ostenta un 20% de desempleo y Grecia un 13%).

El escenario actual hace que los analistas perciban como inevitable la prolongación de la recesión europea, luego de los tímidos síntomas de crecimiento que se habían registrado en los últimos meses.

“Le va a costar mucho a Europa salir de todo esto”, expresó el economista Daniel Marx, ex negociador en la reestructuración de la deuda pública argentina en 2001.

Desde su punto de vista, “el problema del viejo continente hasta puede ser peor que el colapso del Lehman Brothers”, que dio inicio a la gran crisis financiera en Estados Unidos.

“Fueron casos distintos, porque lo de Lehman quedó más circunscripto al mundo financiero y no era tan directa la repercusión a nivel comercial. En cambio, situaciones como la de Grecia tienen que ver con riesgos soberanos, que inciden más directamente en los niveles de actividad económica”, enfatizó.

Para Marx, si bien la caída de Lehman hizo mucho ruido, su incidencia se limitó al corto plazo. “Lo de Grecia, en cambio, es algo más de mediano plazo y mucho más difícil de superar, por más que estén dispuestos a poner mucho dinero”, concluyó.

“La Comunidad Europea ve que es muy difícil que Grecia, España y Portugal puedan avanzar sin reestructurar deuda. Lo que se está haciendo es crear un dique de contención para evitar que vuelva a ocurrir un Lehman Brothers en el mundo”, afirmaba días atrás el economista, Miguel Angel Broda.
Incertidumbre y fuga
Lo que se plantean hoy los analistas es cómo harán los países más comprometidos (Grecia, España, Portugal y otros que pueden sumarse a la lista) para generar los recursos suficientes para cancelar nuevos compromisos si, como se prevé, la Eurozona ingresa en un nuevo período recesivo, similar al que se desató al estallar la crisis subprime.

Pero los interrogantes no se limitan a este punto. De hecho, se extienden a cómo resolverán en forma integral el problema, ya que carecen de la posibilidad de devaluar su moneda, la salida natural a este tipo de estrangulamientos.

“Las declaraciones altisonantes realizadas por los ministros de Finanzas en estos momentos de confusión, sólo puede hacerles ganar algo de tiempo, pero en realidad la mayor parte de lo anunciado no es más que una ´simple´ expresión de deseos”, sentenció Hugo Scopetani, de Sudamericana de Finanzas.

Entonces, ante la actual encrucijada económica, los inversores operan en consecuencia: huyen de todo lo que sea euro y activos muy riesgosos.

De la euforia a la incertidumbre total
Hace apenas una semana el mundo recibía con alivio el acuerdo firmado en la Unión Europea (UE) para salir al rescate de las economías afectadas por la crisis de deuda.

Tras el anuncio, el lunes 10 los mercados tuvieron un verdadero día de gloria, con subas superiores a los dos dígitos.

Pero la euforia duró poco, ya que luego se conocieron nuevos detalles del pacto, que llenaron de dudas a los inversores (ver nota: Qué dice la "letra chica" del colosal plan que leyeron los inversores y hundió al euro).

"Todos estábamos entusiasmados cuando salió la noticia del paquete. Tras haberlo analizado, muchos inversores quedaron convencidos de que resultará insuficiente", explicó Peter Lewis, del fondo Murphy Capital Management.

"El peor escenario es que estos problemas se propaguen a través de toda Europa", agregó.

Las dudas fueron en aumento y así el viernes se repitió una nueva jornada negra en el mundo: todos los mercados cayeron (España se precipitó un 6,6%) y el sector más afectado resultó ser el financiero. En este contexto de marcado pesimismo, el Santander y el Popular se derrumbaron más del 10% en el día.

¿La suerte del euro está echada?
Como si fuese parte de una enorme contradicción, los analistas internacionales no dejan de focalizar su atención en un tema clave: se acordó un plan multimillonario de 750.000 millones de euros para salvar a la moneda común (no sólo a Grecia) y aún así, lejos de fortalcerse, el derrumbe de la divisa se hizo más pronunciado.

En efecto, el domingo (9 de mayo) se dio a conocer el rescate con la idea de que el euro recupere posiciones. Sin embargo, se dio el efecto contrario:

* El viernes anterior al anuncio (7 de mayo), cotizaba a 1,26 dólares.
* El lunes posterior (10 de mayo), repuntó – apenas - a 1,28 dólares.
* Pasado una semana (viernes 14), cerró a 1,24 dólares, su nivel más bajo desde abril de 2006.

Su menor valor frente a otras monedas refleja la preocupación por la estabilidad del euro y por la propia unidad de los países que la comparten.

Sobre este último punto, los inversores tomaron muy en consideración los fuertes rumores que daban cuenta de que el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, amenazó a su colega alemana, Angela Merkel, con abandonar la zona euro y romper el eje franco-alemán.

A este rumor se unieron las declaraciones del ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, quien aseguró que existe un verdadero problema de desintegración potencial de la zona.

Con el pasar de las horas, a este escenario de “sincericidio” se van sumando más voces, de gran relevancia, y que no hacen más que alertar de la gravedad.

“Los mercados del mundo están, sin lugar a dudas, en la situación más difícil desde la Segunda Guerra Mundial, tal vez desde la Primera”, disparó este fin de semana el Presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.

“El rescate a Grecia y el fondo de emergencia fueron creados para ganar tiempo", sentenció Angela Merkel, convalidando así el escepticismo que invade al mundo financiero.

Así, hay una idea que empieza a consolidarse entre los analistas: el escenario actual puede ser el fin del euro, al menos “tal como fue concebido”.

“Este tipo de crisis se sabe cuándo empiezan pero no cuándo terminan. La sensación de todo esto es que llegó para quedarse. Europa está muy complicada, la burbuja inmobiliaria sigue vigente en países como España y Francia y el ajuste va a ser mucho más drástico”, afirmó Miguel Angel Arrigoni, socio director de Deloitte, la firma global de auditoría y consultoría financiera.

Para este experto, es factible pensar que en el mediano plazo la moneda europea se deprecie hasta una paridad de uno a uno con el dólar, si se cumplen los escenarios de catástrofe.

La imposibilidad de defender un euro fuerte es el escenario que también gana terreno en el análisis de la consultora Analytica, que dirige el economista Eduardo Levy Yeyati.

El estatus del euro como moneda internacional de reserva, según este especialista, “está perdido irremediablemente”.

En este sentido, es drástico al afirmar que “la analogía del ahogado será una fuente de incertidumbre permanente para los próximos meses: ¿rescatará Alemania a Europa o se hundirá con ella?
La recesión golpea las puertas
Si debería encontrarse una palabra que resuma el próximo capítulo de esta nueva crisis, que ahora se escribe en el Viejo Continente, la misma bien podría ser “encrucijada”.

* Si las medidas de austeridad que intentan llevar a cabo los países europeos tienen éxito, el crecimiento mundial se verá seriamente afectado (Europa concentra el 30% del comercio mundial).

* Si no prosperan, por la tensión social que puedan generar, todo desembocará en un escenario difícil de describir, que podría dar lugar al quiebre de la Eurozona o al retorno de algunos países a sus monedas de origen.

Con este “guión”, que se escribe día a día, de final incierto, los inversores tratan de huir sin importarles el precio de venta de sus activos. Consideran que las ganancias futuras de las empresas caerán en forma sustancial en los próximos trimestres.

“Aunque las medidas europeas de austeridad son buenas a largo plazo, toda la región tiene muchas probabilidades de volver a caer en recesión y esto vuelve a la moneda menos atractiva", aseguró el analista internacional Neil Jones, desde Londres.

En tal sentido, el propio FMI reconoció que “los países deberán revertir los déficit en sus cuentas corrientes y eso requerirá una mezcla de recortes en el gasto e incrementos impositivos, medidas que no son populares”.

En forma simultánea, el organismo aseguró que la perspectiva de años de elevado desempleo, reducciones de sueldo y recesión en Grecia “no garantiza que el país escape de la quiebra”.

El temor por el futuro se extiende a todo el mundo
La falta de confianza sobre el futuro europeo no quedó “encapsulada” en Europa, sino que se expandió a otras latitudes.

Del otro lado del Atlántico, la Casa Blanca informó que el presidente Barack Obama, había llamado personalmente a su par español, José Luis Rodríguez Zapatero, para exigirle medidas urgentes y drásticas contra el elevado déficit que tiene el país y que pone en peligro la estabilidad de la economía europea. Y, por extensión, la mundial.

Y logró su objetivo, ya que de inmediato el gobierno español reaccionó con urgencia y cumplió con las exigencias de EE.UU., Alemania y Francia: congeló las pensiones, rebajó el sueldo de los funcionarios y suprimió diversos subsidios, entre otras medidas, a la vez que anunció la suba de impuestos.

Esta intervención de Obama, que se suma a la participación activa del FMI en el Viejo Continente (dado que aportará fondos, a cambio de hacer valer sus políticas de ajuste) pegó de lleno en el “orgullo europeo”.

Y las voces de rechazo no tardaron en hacerse oír.

"¿Qué es lo que somos en España, un protectorado de los Estados Unidos? ¿Por qué decide Obama por nosotros? ¿Acaso somos Puerto Rico?", resaltó con indignación el diputado madrileño Juan Soler.

Desde China, el propio primer ministro Wen Jiabao, también expresó que los problemas financieros de la zona euro pueden golpear a la economía mundial en su conjunto.

“Los cimientos para una recuperación en todo el mundo dejaron de ser sólidos y la crisis de la deuda soberana se está profundizando", exclamó el funcionario chino.

Cabe apuntar que hasta días antes de solicitar ayuda a la comunidad europea, el gobierno griego insistía en que no necesitaría recurrir al FMI, pues iba en contra de sus principios.

Esta es una manifestación más del cambio que genera esta crisis. Luego de mucho tiempo en el que el Banco Central Europeo fuera amo y señor de las decisiones dentro de la UE, ahora deberá actuar en forma conjunta con el organismo multilateral.

Sin embargo, este plan de rescate conjunto, anunciado con bombos y platillos, no sirvió para espantar los temores de los inversores, que se han mantenido muy escépticos.

En la crisis de hipotecas, el Estado sacó al sector privado del abismo, éste se recuperó y el país –dueño de su moneda– comenzó a salir a flote. En el derrumbe europeo ésto no es así. Y por ello se teme que las cosas puedan ir de mal en peor.

Rubén Ramallo - (c) iProfesional.com

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