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26 marzo 2010

OPINIÓN: Los costos económicos de las tragedias

¿Qué les depara el futuro a las economías de Chile y Haití luego de los terremotos que asolaron sus territorios? Mientras se estima que la reconstrucción del país trasandino demandará tres años y unos u$s 30.000 millones, a la nación caribeña podría costarle u$s 14.000 millones y al menos una década ponerse de pie. Cómo se calculan esos gastos y cuáles fueron los desastres naturales más caros de los últimos 40 años.

Los recientes terremotos pusieron a dos países de América latina bajo la lupa. Cuando el mundo entero aún se conmovía por la brutal devastación en Haití, un nuevo movimiento telúrico, esta vez en Chile, sacudía con fuerza a ese país sumergiéndolo en la tragedia. Amén del dolor irreparable por las víctimas, ¿qué les depara el futuro a las economías de estos dos países?

Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ofrece un estimado preliminar de los daños potenciales resultantes del terremoto del 12 de enero en Haití, “el costo de reconstruir casas, escuelas, calles y demás infraestructura” se ubicaría en los u$s 8000 millones, equivalente a un 100% del PBI del país caribeño. “La estimación está sujeta a la incertidumbre estadística, por lo que los daños podrían llegar a los u$s 14.000 millones. Pero las necesidades que enfrentará el país pueden ser aún más altas”, asegura Eduardo Cavallo, economista del BID y uno de los autores del estudio.

Con un reporte oficial de 230.000 muertes al 11 de febrero de 2010, el sismo de Haití se instauró como uno de los más destructivos de la era moderna. “La cantidad de muertes en eventos naturales se relaciona con el tamaño de los daños económicos que causan este tipo de tragedias”, dice Cavallo, quien aclara que para hacer los cálculos estadísticos también se consideraron factores como el grado de desarrollo económico, el PBI per cápita, la población y el tamaño del país. Por ello, el economista del BID ejemplifica que “comparado con el tsunami del sudeste asiático en 2004, el terremoto de Haití es similar en términos de mortalidad absoluta, pero Haití tiene sólo 10 millones de habitantes en comparación a cientos de millones en el sudeste asiático”. Ese tsunami causó 226.000 muertes en 12 países, y tan sólo en Indonesia y Sri Lanka provocó daños por un total aproximado de u$s 6700 millones.

El sismo de 7,2 que azotó a la ciudad de Puerto Príncipe limitó el progreso macroeconómico del país más empobrecido de América latina, que había registrado un crecimiento positivo en los últimos cuatro años. Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que el gobierno de Haití afrontaría este año fiscal un agujero presupuestario de entre u$s 250 y 350 millones. Si no recibe apoyo presupuestario externo, el país deberá recurrir a las reservas de su Banco Central, lo que aumentaría los niveles de inflación.

Las economías desarrolladas tampoco se escapan de las consecuencias económicas de los grandes desastres. “Las catástrofes naturales son más costosas en regiones donde la abundancia es mayor, aunque no son necesariamente las más trágicas”, distingue Kate Stillwell, de la consultora de riesgos Eqecat. Según la especialista, una de las más costosas fue el huracán Katrina en los Estados Unidos (2005), que les generó “a las compañías aseguradoras una pérdida de u$s 40.000 millones, en tanto que las pérdidas económicas proyectadas excedieron los u$s 100.000 millones”. Y anticipa: “Si un gran terremoto ocurre cerca de Los Angeles, California, Eqecat estima que las pérdidas excederían los u$s 300.000 millones”.

Los pros de una economía saludable

Con una fuerza 500 veces mayor a la del sismo de Haití, otra de las tragedias naturales que marcó el inicio de 2010 fue el terremoto del 27 de febrero en la costa de Maule, en Chile. Con una magnitud de 8,8 en la escala de Richter, la tragedia lleva contabilizada alrededor de 700 personas entre muertos y desaparecidos. Actualmente, el costo del terremoto está en un rango de entre u$s 15.000 y 30.000 millones. Martin Schwerdtfeger, economista senior de IHS Global Insight, no cree que “el shock que se produjo en la riqueza física del país tenga un gran impacto en términos de crecimiento y estabilidad macroeconómica”.

A diferencia de Haití, el país trasandino posee una economía saludable y una fuerte posición fiscal, que se traduciría en una recuperación más rápida. Mientras que a Haití le tomaría 10 años para salir de sus escombros, se vislumbra que Chile podría hacerlo, con fondos propios, en los primeros tres años del gobierno de Sebastián Piñera. Para Cavallo, hacer ese cálculo es “prácticamente imposible” porque depende de una constelación de distintos factores. Sin embargo, considera que “está claro que Haití no va a poder por sí solo contar con los recursos de emprender la tarea de reconstrucción. Se va a necesitar la articulación de una ayuda muy grande por parte de la comunidad internacional”.

Según el informe “Chile después del terremoto: primeros análisis económicos”, de Santander Investment Securities, “alrededor del 13% del PBI de Chile es producido en las regiones más afectadas” por el terremoto: Bío Bío y Maule. En la misma línea, las proyecciones indican que se producirá una caída del “80% en la producción industrial de Bío Bío en marzo” de este año. “Las principales consecuencias en el terremoto es que habrá una caída de entre u$s 4000 a 5000 millones en las exportaciones de 2010 con respecto al año anterior”, asevera el economista de IHS Global Insight. Como consecuencia de la magnitud del sismo, la zona más dañada en Chile es la relacionada con la actividad forestal, la fruticultura y la pesca. “Las exportaciones de vino, de la industria de frutas, los procesados de frutas, la celulosa de papel y las maderas representan un 20% del total de las exportaciones chilenas”.

Asimismo, Schwerdtfeger señala que en Chile “se puede esperar una contracción de la actividad económica de entre 5 y 7% en el segundo trimestre”, pero asevera que a partir del tercer trimestre de 2010 la actividad comenzará a mostrar mejoras. El economista de IHS Global Insight destaca que antes de la tragedia en el país “no había muchas oportunidades de inversión, pero ahora hay inversionistas que miran a Chile”. “A veces, una catástrofe natural puede tener una especie de efecto estimulante en la economía de un país saludable, como consecuencia de los esfuerzos de reconstrucción”, concluye Stillwell.

Fuente: www.cronista.com


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