25-6-2010 - A comienzos de 2010, el Gobierno y todo el sistema bancario vaticinaban un fuerte ingreso de divisas gracias a la cosecha histórica. Habiendo transcurrido el primer semestre, hay cifras que sorprenden y marcan diferencias con los pronósticos iniciales. Los números sobre la mesa
La Argentina se preparaba para vivir un verdadero “aluvión verde”, de la mano de la mayor producción de soja de la historia y una fuerte demanda por parte de los países asiáticos.
Las proyecciones agrícolas, en ese entonces, no dejaban lugar a dudas: la lluvia de dólares debía llegar sí o sí, a más tardar en el mes de mayo.
Sucede que:
* Las cerca de 54 millones de toneladas de porotos disponibles de la actual campaña, implican una expansión nada más ni nada menos que del 70% con respecto al ciclo anterior, cuando en los campos se llegaron a recolectar apenas 32 millones de toneladas, por efecto de la sequía.
* Además, las consultoras especializadas, a comienzos de este año, habían fijado el valor de la producción de este ciclo en u$s24.000 millones, un 40% más que la campaña anterior.
En este contexto, la pregunta que cabe hacerse es si estos mayores volúmenes, gracias a la megacosecha, ya se ven reflejados en la plaza cambiaria.
Y la respuesta que dan los expertos es que, si bien hay dólares en el mercado y ha comenzado a sentirse una "lluvia", la misma se asemeja más a una garúa que a una fuerte tormenta. Esto es así dado que los niveles actuales están muy lejos de los que se esperaban cuando los porotos de soja recién estaban germinando.
En efecto: el monto global desde enero hasta los últimos días de junio apenas se ubicó un 6% por encima del mismo período de 2009, a pesar de que durante ese año el país padeció una de las cosechas más flojas de los últimos tiempos por efecto de la devastadora sequía.
Vale decir: producir un 70% más de soja durante este año aún no le aseguró al Gobierno una plaza inundada de billetes verdes.
Al respecto, Marina Dal Poggetto, economista del Estudio Bein, destacó que “desde que arrancó la cosecha, la lluvia que se esperaba no fue tal. Recién en los últimos días mejoró la tendencia, pero se está bastante lejos de lo que se esperaba inicialmente”.
Frente a esto, el Gobierno buscó adelantarse a cualquier sobresalto y reforzó los controles sobre la compra del dólares, fenómeno del que diera cuenta iProfesional.com (para ver más, haga clic aquí)
Las claves del aluvión que tarda en llegar
En este contexto, los expertos hacen referencia a un amplio abanico de causas que están generando que el "efecto soja" trabaje a media máquina.
Al respecto, Osvaldo Cado, economista de la consultora Prefinex, sostuvo que “es evidente que los productores están prefiriendo guardar la cosecha antes que venderla, a la espera de mejores precios”.
No es para menos: este jueves la tonelada de oleaginosa cotizó en Chicago a u$s352, casi u$s100 menos que el año pasado. En tanto, en Rosario el precio se ubicó en $900, una cotización que no entusiasma a todos, dado que dicha cifra es un 12% menor al valor registrado en 2009.
Sobre este punto, Alejo Espora, coordinador de Estudios Macroeconómicos y Sectoriales del Banco Ciudad, consideró que “si bien tenemos mucho más volumen, los precios hasta ahora no son tan buenos como los de buena parte del año pasado. Esto implica que cada tonelada, en dólares, está rindiendo menos que en 2009”.
¿Cuánto están reteniendo los productores?
Rogelio Pontón, director de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario, aseguró que “los productores están a la espera de mejores cotizaciones. El precio actual no es malo, pero hay perspectivas de que pueden seguir mejorando un poco en los próximos meses y esto los alienta a mantener parte de la producción detrás de la tranquera”.
El experto aseguró que de las 54 millones de toneladas disponibles, hasta el momento se vendieron apenas unas 30 millones, es decir, el 55% del total.
En otras palabras, casi la mitad de la soja todavía no pasó a manos de los exportadores que son los que, en definitiva, son los responsables de generar divisas.
Pontón también agregó que un factor importante es que los deslizamientos del billete verde que el mercado prevé para el resto del año hacen que “muchos productores también estén en compás de espera”.
Por su parte, Cado destacó que las grandes cerealeras, que disponen de un período para liquidar divisas una vez que registran las exportaciones, también están contribuyendo para que en la plaza no se vea un salto en el ingreso de dólares respecto del año pasado.
“Lo que están tendiendo a hacer es estirar el plazo hasta el máximo posible, esperando hacer una diferencia ante el mínimo movimiento del dólar”, recalcó Cado.
Dal Poggetto agregó otro factor que está provocando un corrimiento en los plazos de liquidación y tiene que ver con el boicot al aceite de soja argentino por parte de China, que ahora se estaría normalizando: “La prohibición generó que las plantas de molienda de la oleaginosa operen muy por debajo de su capacidad instalada”.
Y este es un dato clave: el precio del aceite más que duplica al del poroto. Por lo tanto, el resultante de menos exportaciones de aceite y más de soja sin procesar provocan nada más ni nada menos que una fuerte reducción de billetes verdes en la plaza cambiaria.
Mejora inminente
Para tranquilidad del Gobierno, los expertos aseguran que los u$s700 millones que ingresaron la semana pasada por agroexportaciones podría representar el puntapié inicial para un quiebre de esta tendencia de cara a los próximos meses.
Al respecto, Espora sostuvo que “hasta ahora salió básicamente poroto de soja y muy poco aceite y pellets, que son los productos que tienen que mover la aguja. A partir de estos días se espera un rebote y cuando eso suceda se producirá una mejora clara en la liquidación de divisas”.
Desde el Estudio Bein, Dal Poggetto coincidió: “A lo largo de los tres próximos meses vamos a ver un mejor nivel de ingreso de dólares”.
¿La ecuación le cierra el Gobierno?
En un contexto inflacionario como el actual, con reclamos salariales en torno al 30%, el Gobierno le ató una cadena con una bola de plomo al tipo de cambio para contener la suba de precios, muy a pesar del reclamo de los industriales locales, que ven cómo la competitividad se viene reduciendo a paso firme.
En este contexto, ¿cómo influyó en la política cambiaria que intenta llevar adelante el Ejecutivo este corrimiento en los plazos de liquidación?
Espora no dudó al afirmar que, a pesar de todo, “los planetas se fueron alineando para la actual administración”.
En efecto, según el experto, “había cierta preocupación a nivel oficial por una lluvia que se demoraba, lo que podía generarle cierta tensión con el tipo de cambio. Pero, paralelamente, se vieron beneficiados con una fuga de capitales que si bien se incrementó, no se disparó. Esto compensó el menor ingreso de divisas”.
El futuro está en manos del superávit comercial
Desde que comenzó el año, en el Gobierno miran con preocupación el futuro del superávit comercial, que el año pasado alcanzó un récord histórico de casi u$s17.000 millones.
Lo que suceda con el dólar en los próximos meses resulta clave, dado que gran parte de este ingreso será absorbido por el sector privado, que se espera incremente sus compras de billete verde.
Numerosas consultoras, meses atrás, a partir de las excelentes proyecciones que permitía trazar la megacosecha de soja, preveían para este 2010 un saldo de la balanza similar al de 2009 y hasta había quienes se ilusionaban con un nuevo récord.
Sin embargo, hoy la visión es completamente distinta. Sucede que las importaciones están creciendo a un ritmo tres veces superior que el de las exportaciones y esto reduce la oferta de dólares.
“El nivel de importaciones es fenomenal. Con la política de impulsar el consumo, la falta de una mayor oferta se suplanta con más compras de productos en el exterior”, alertó Dal Poggetto.
En la misma línea, desde el Ciudad sostuvieron que se está apreciando “un importante avance de todos los rubros de importación, desde bienes de capital y sus piezas, hasta artículos de consumo e insumos industriales”.
Y “en esta dinámica de las compras externas se conjugan dos factores: una persistente apreciación del tipo de cambio real, que torna más baratos los productos importados frente a los nacionales y una demanda interna que crece a un ritmo superior al de la oferta local, debiéndose recurrir al abastecimiento del exterior".
Frente a esta tendencia, los analistas del IERAL debieron retocar nuevamente a la baja sus previsiones: con importaciones que el mes pasado crecieron un 72 por ciento, dato que adelantó en exclusiva iProfesional.com (para ver más haga clic aquí), en pocos meses pasaron de estimar un saldo de u$s14.300 M a uno de u$s12.600 M.
En el Banco Ciudad también consideran que el superávit este año no superará los u$s12.000 millones.
Al respecto, Espora destacó que si bien "estaría casi u$s5.000 millones por debajo del año pasado, todavía es un colchón importante".
De este modo, pese a todo, los expertos por el momento no ven nubarrones para el BCRA.
Cabe destacar que la fuga de capitales, entre enero y mayo, alcanzó un nivel de u$s3.350 millones, es decir, un promedio mensual cercano a los u$s700 millones. Se trata de un valor considerablemente inferior a los u$s1.500 que dominaron la primera parte de 2009.
Y si bien el superávit de la balanza comercial descendió un 27% entre enero y mayo de este año en relación al mismo período de 2009, el promedio mensual que arroja hasta ahora es de u$s1.200 M.
Es decir: el saldo por el comercio exterior todavía está un 70% por encima del nivel de fuga.
En este contexto, Espora consideró que “en la medida en que el ingreso de dólares continúe, el Central va a seguir teniendo que salir a comprar para que no se deprecie el dólar y poder llevar el tipo de cambio a la meta pautada”.
Al respecto, en el Banco Ciudad esperan valor nominal de $4,10 por dólar para fin de año.
En la misma línea, Dal Poggetto aseguró que “los dólares, tarde o temprano, van a estar disponibles. Es verdad, hubo un corrimiento importante en los plazos, pero el Central cuenta con reservas y puede manejar sin problemas la cotización de la divisa estadounidense”.
Según la experta, el tipo de cambio finalizará a $4,12 por billete verde.
Por su parte, Cado coincidió en que “la cosecha se está liquidando tarde, las importaciones crecen más de lo pensado y el superávit va camino a achicarse. Todo esto es cierto, pero las estimaciones acerca del valor del dólar cambiaron poco. El Central tiene reservas y, por ahora, demostró que tiene al billete bajo control”.
Juan Diego Wasilevsky - (c) iProfesional.com
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