25-6-2010 - En un análisis exclusivo para iProfesional, el economista Enrique Dentice explica la evolución del tipo de cambio y su relación con la inflación
¿Cuál es el motivo de que hoy interese el tipo de cambio? Se puede decir simplificadamente que es por el hecho de que el fisco ha dejado de ser el ancla antiinflacionaria, con la cual podemos pensar que al nivel de inflación presente, un dólar estable determina el anclaje cambiario.
El tipo de cambio nominal es cuatro veces superior al de la convertibilidad. La mega devaluación del peso, volvió a brindar competitividad a la economía, especialmente en los bienes transables, generando una recuperación económica que encontró al sector externo como pilar clave y ello, permitió la rápida recuperación del flanco fiscal.
Durante el sucesorio 2002-2009, el excedente del sector externo explica que la política cambiaria siempre haya hecho frente a las presiones convergentes a una apreciación. La acumulación de reservas derivada, actuó como un escudo ante las turbulencias financieras, fundamentalmente ante la ausencia de un prestamista de última instancia externo, producto del default.
El crecimiento económico se acompañó de una política fiscal expansiva y la inflación no sólo erosionó los bolsillos de los agentes económicos sino también la competitividad de la economía. En efecto, según los datos del INDEC, desde el 11 de octubre del 2002 al 28 de febrero de 2009, la estimación de inflación acumulada se ubicó en 145,1%. Sin embargo, si se observan índices alternativos, en idéntico periodo , la suba de precios generalizada se ubica en 210%; de esto se desprende que los precios se han triplicado en moneda domestica. Desde 2003 a 2009 el peso se deprecio 14% mientras que la inflación alternativa fue de 60%: para este 2010 la inflación esperada oscila entre 25 y 30 por ciento.
La mirada sobre el tipo de cambio real bilateral evidencia una pérdida de competitividad menor, pero, esto no sucede cuando se observa el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) que es el que se tiene con los principales socios comerciales y que es el que importa desde la visión de la competitividad. De la observación del mismo tampoco se desprende a priori que surja un deterioro muy pronunciado, pero ello no implica que no se acelere; si bien no se observan por el momento en los países de la Región una expectativa de apreciación del tipo de cambio nominal.
Es una realidad que el precio de los productos que exportamos está en dólares y frente a esos billetes verdes es que no somos competitivos, si bien sobre otras monedas estamos mejor. Mientras no se produzca una devaluación en Brasil, la inflación va determinar el tipo de cambio.
¿Cuál es el tipo de cambio real? Distintos analistas consisten en que el TCRM se halla hoy 39% por encima de los valores de la convertibilidad. De ser así, con una inflación esperada para 2010 de 30%, un dólar de $3,89 para diciembre se ubicaría en terminos de competitividad en un 18% más que en 2001. Para volver a tener un TCR como el de 2007 entonces se lo llevaría a un valor cercano a $5,15 y esto supone una medida errónea: la ganancia seria devorada por la inflación generada en forma anticipada por los formadores de precios.
Los reclamos sectoriales, tanto industriales como agropecuarios, por un tipo de cambio más alto tienen un punto en común:
* Dólar anclado + suba de precios internos = inflación en dólares
Los salarios en el sector automotriz están hoy en términos similares a los de Brasil. Un incremento local de 25% no sería muy bueno, observan los sectores empresarios en términos de costo y pérdida de rentabilidad. Esto deriva entonces en una opción de hierro: invertir o importar. Como la primera se maneja por expectativas y prima la incertidumbre, se recurre como un “second best” a las importaciones.
Para las exportaciones el tema es aún menos neutral. En el sector agropecuario el efecto tiene dos aristas que pasan por:
* El tipo de cambio efectivo
* Un problema impositivo derivado del aumento de precios de los
insumos
Además de la industria y el agro ¿A quienes afecta el tema del tipo de cambio? En particular, al sector turismo que resulta una fuente importante de ingreso de divisas y nivel de actividad.
El problema de la competitividad es de menor entidad que el inflacionario que es la válvula que lo abre. Detener el flujo de la misma no alcanza de la mano de la política fiscal y monetaria; porque el problema no se explica sólo por una política cambiaria o fiscal expansiva, sino también por las expectativas de los agentes económicos.
En este escenario, una contracción fiscal o una apreciación del tipo de cambio podría resultar peligrosa con efectos tales como: salida de capitales y por ende un aliento a la inflación con una fuga de pesos.
Hasta el momento, el flujo comercial ha sido potente avalando la postura de que la paridad cambiaria se halla en un nivel superior al de equilibrio. En estos momentos, la evidencia con que se cuenta no permite pensar en un atraso cambiario, si bien se pierde competitividad y ello deviene de una ausencia de visión de mediano plazo que resulta negativa para las inversiones.
Por: Enrique S. Dentice, economista Senior EeyN CIME UNSAM
Especial para iProfesional.com
¿Cuál es el motivo de que hoy interese el tipo de cambio? Se puede decir simplificadamente que es por el hecho de que el fisco ha dejado de ser el ancla antiinflacionaria, con la cual podemos pensar que al nivel de inflación presente, un dólar estable determina el anclaje cambiario.
El tipo de cambio nominal es cuatro veces superior al de la convertibilidad. La mega devaluación del peso, volvió a brindar competitividad a la economía, especialmente en los bienes transables, generando una recuperación económica que encontró al sector externo como pilar clave y ello, permitió la rápida recuperación del flanco fiscal.
Durante el sucesorio 2002-2009, el excedente del sector externo explica que la política cambiaria siempre haya hecho frente a las presiones convergentes a una apreciación. La acumulación de reservas derivada, actuó como un escudo ante las turbulencias financieras, fundamentalmente ante la ausencia de un prestamista de última instancia externo, producto del default.
El crecimiento económico se acompañó de una política fiscal expansiva y la inflación no sólo erosionó los bolsillos de los agentes económicos sino también la competitividad de la economía. En efecto, según los datos del INDEC, desde el 11 de octubre del 2002 al 28 de febrero de 2009, la estimación de inflación acumulada se ubicó en 145,1%. Sin embargo, si se observan índices alternativos, en idéntico periodo , la suba de precios generalizada se ubica en 210%; de esto se desprende que los precios se han triplicado en moneda domestica. Desde 2003 a 2009 el peso se deprecio 14% mientras que la inflación alternativa fue de 60%: para este 2010 la inflación esperada oscila entre 25 y 30 por ciento.
La mirada sobre el tipo de cambio real bilateral evidencia una pérdida de competitividad menor, pero, esto no sucede cuando se observa el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) que es el que se tiene con los principales socios comerciales y que es el que importa desde la visión de la competitividad. De la observación del mismo tampoco se desprende a priori que surja un deterioro muy pronunciado, pero ello no implica que no se acelere; si bien no se observan por el momento en los países de la Región una expectativa de apreciación del tipo de cambio nominal.
Es una realidad que el precio de los productos que exportamos está en dólares y frente a esos billetes verdes es que no somos competitivos, si bien sobre otras monedas estamos mejor. Mientras no se produzca una devaluación en Brasil, la inflación va determinar el tipo de cambio.
¿Cuál es el tipo de cambio real? Distintos analistas consisten en que el TCRM se halla hoy 39% por encima de los valores de la convertibilidad. De ser así, con una inflación esperada para 2010 de 30%, un dólar de $3,89 para diciembre se ubicaría en terminos de competitividad en un 18% más que en 2001. Para volver a tener un TCR como el de 2007 entonces se lo llevaría a un valor cercano a $5,15 y esto supone una medida errónea: la ganancia seria devorada por la inflación generada en forma anticipada por los formadores de precios.
Los reclamos sectoriales, tanto industriales como agropecuarios, por un tipo de cambio más alto tienen un punto en común:
* Dólar anclado + suba de precios internos = inflación en dólares
Los salarios en el sector automotriz están hoy en términos similares a los de Brasil. Un incremento local de 25% no sería muy bueno, observan los sectores empresarios en términos de costo y pérdida de rentabilidad. Esto deriva entonces en una opción de hierro: invertir o importar. Como la primera se maneja por expectativas y prima la incertidumbre, se recurre como un “second best” a las importaciones.
Para las exportaciones el tema es aún menos neutral. En el sector agropecuario el efecto tiene dos aristas que pasan por:
* El tipo de cambio efectivo
* Un problema impositivo derivado del aumento de precios de los
insumos
Además de la industria y el agro ¿A quienes afecta el tema del tipo de cambio? En particular, al sector turismo que resulta una fuente importante de ingreso de divisas y nivel de actividad.
El problema de la competitividad es de menor entidad que el inflacionario que es la válvula que lo abre. Detener el flujo de la misma no alcanza de la mano de la política fiscal y monetaria; porque el problema no se explica sólo por una política cambiaria o fiscal expansiva, sino también por las expectativas de los agentes económicos.
En este escenario, una contracción fiscal o una apreciación del tipo de cambio podría resultar peligrosa con efectos tales como: salida de capitales y por ende un aliento a la inflación con una fuga de pesos.
Hasta el momento, el flujo comercial ha sido potente avalando la postura de que la paridad cambiaria se halla en un nivel superior al de equilibrio. En estos momentos, la evidencia con que se cuenta no permite pensar en un atraso cambiario, si bien se pierde competitividad y ello deviene de una ausencia de visión de mediano plazo que resulta negativa para las inversiones.
Por: Enrique S. Dentice, economista Senior EeyN CIME UNSAM
Especial para iProfesional.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No insultos, No palabras obsenas, NO razismo