20-6-2010 - La relación del valor de la moneda respecto de los países con los que comercia Argentina mejoró sustancialmente en favor de los exportadores argentinos desde la salida de la convertibilidad, según un estudio del Banco Central.
La presión de varias cámaras empresarias para que el Gobierno, a través del Banco Central (BCRA), suba el precio del dólar va en aumento. En las últimas dos semanas, Eduardo Buzzi, titular de Federación Agraria, y Héctor Méndez, de la Unión Industrial, reclamaron públicamente una devaluación, con el argumento de que el tipo de cambio real está retrasado y le resta competitividad a la producción nacional. Así esperan lograr mayores utilidades sin aumentar la inversión ni la eficiencia. Página/12 tuvo acceso a un informe del Central que señala que el tipo de cambio real multilateral (comparado con los países con los que se sostienen relaciones comerciales) actual es un 143 por ciento superior al de la salida de la convertibilidad.
Además, para evitar controversias sobre la inflación real –para este cálculo se utilizó la del Indec–, se diseñó un tipo de cambio real multilateral (TCRM) deflactado por la evolución de los salarios, un dato que no está en discusión. La conclusión de este segundo análisis fue que, tomando como referencia el tipo de cambio de finales de 2001, el TCRM actual es un 124 por ciento más competitivo que el de la salida de la convertibilidad.
A principios de 2002, la devaluación del peso se consideró “exitosa” por el gobierno provisional de Eduardo Duhalde por el efecto moderado que tuvo sobre los precios internos. Pero en ese momento había alta desocupación y una gran capacidad ociosa de las empresas. En la actualidad, con un desempleo del 8 por ciento y las empresas trabajando a pleno, una devaluación tendría un fuerte impacto sobre los precios de bienes y servicios. La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, señaló a este diario que “las empresas deben buscar una mayor competitividad mejorando su productividad, a través de mayores inversiones, y moderando su tasa de ganancias” en vez de reclamar bruscos ajustes en la paridad cambiaria.
Para el Central, “la existencia de un notable y persistente superávit de la balanza comercial y en la cuenta corriente, en un contexto donde estos superávit han mermado o desaparecido en la mayoría de los países de la región, es otra prueba no menor de que la competitividad sigue siendo muy alta”. El informe del BCRA remarca que, si el tipo de cambio estuviese atrasado, las manufacturas de origen industrial no hubiesen podido crecer un 39 por ciento en el primer cuatrimestre de 2010 con respecto al mismo período del año pasado. También señala que el saldo comercial estimado para 2010, tomando en cuenta la performance del primer cuatrimestre, es de 13.600 millones de dólares, un 9 por ciento arriba del superávit de 2008. Esto, a pesar del fuerte repunte de las importaciones, fruto de la recuperación económica.
El BCRA también da respuesta a los reclamos de las cámaras empresariales del campo. El informe indica que “también se puede evaluar el tipo de cambio real en comparación con dos elementos claves que resumen adecuadamente la competitividad. Ellos son el precio de la soja (competitividad agrícola) y el tipo de cambio real bilateral con Brasil deflactado por salarios (competitividad industrial). Tanto nuestro tipo de cambio con Brasil como el precio de la soja son muy superiores al promedio 2006-2007, dos años pre-crisis de alto crecimiento. En particular, el precio de la soja promedio en 2006-2007 fue de 242 dólares por tonelada, mientras que en los primeros tres meses de este año el promedio fue aproximadamente un 50 por ciento superior. Asimismo, el tipo de cambio bilateral con Brasil deflactado por salarios (base 2007=100) exhibió un valor medio durante 2006-2007 igual a 97,8 y hoy se ubica un 2,6 por ciento por encima”.
En línea con este argumento se verifica un aumento de las exportaciones industriales a Brasil del 73 por ciento en los últimos tres meses y de un 26 por ciento al resto de los destinos, lo que también muestra que los niveles del tipo de cambio real actual no afectan la penetración internacional de los productos nacionales. El Central señala que “por el lado de las importaciones, la evidencia tiende a mostrar aumentos en las mismas impulsados más por la reactivación de la demanda de consumo e inversión y por las mejores expectativas de crecimiento que por un cambio negativo en el tipo de cambio real”.
Si bien los países vecinos tuvieron fuertes devaluaciones en 2008 y eso afectó inicialmente la competitividad, la Argentina también tuvo gradualmente una devaluación nominal respecto al dólar del 28 por ciento entre septiembre 2008 y septiembre 2009 que significó una importante recuperación. Por otro lado, importantes apreciaciones nominales en los países de la región han complementado esta recuperación de la competitividad. Una alta fuente del Ministerio de Economía señaló a este medio que “Argentina no puede seguir los bruscos movimientos del tipo de cambio de Brasil, que se movió entre 1,55 real por dólar a 2,10 y hoy está en 1,80. En Brasil esas oscilaciones no generan inflación ni inquietud en los mercados; en nuestro país, dada la historia bimonetaria de las últimas décadas, es imposible de realizar”.
De todas maneras, el BCRA está lejos de tener una actitud pasiva en materia de tipo de cambio. En los últimos cuatro meses compró más de 4500 millones de dólares, subiendo el tipo de cambio de 3,88 a 3,95. Otro dato que refleja la confianza en el marco macroeconómico actual es que, aun en el contexto de la grave crisis europea, se detuvo la fuga de divisas.
El trabajo del Central señala que “en el mediano plazo, muchos analistas están previendo que esta tendencia hacia la revaluación de las monedas de nuestros principales socios comerciales continúe. Las fuerzas estructurales van hacia que países de Asia y Latinoamérica aprecien sus monedas, porque los Estados Unidos y la Unión Europea necesitan depreciar las suyas para salir de la recesión”.
La estrategia del Gobierno y, en particular, de la Secretaría de Industria, es defender a los sectores más vulnerables con medidas concretas que mejoren su competitividad, que no tengan que ver con el tema cambiario. En tal sentido, la idea es trabajar fuerte en otros recursos que permitirían alcanzar, con mayor eficacia, el objetivo de mejorar la competitividad de sectores considerados clave. Uno de esos recursos es el acceso al crédito.
http://www.pagina12.com.ar - Por Roberto Navarro
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