30-5-2010 - Mientras el ministro Boudou responsabiliza a los bancos por el pobre resultado inicial del canje de bonos, inquieta el deterioro en el clima de negocios y la presión inflacionaria.
Un fuerte cruce entre los bancos asesores del canje y los funcionarios del Palacio de Hacienda se produjo en las últimas jornadas. El equipo de Amado Boudou responsabiliza en herméticas reuniones a los banqueros por el pobre resultado que tuvo el primer vencimiento para aceptar la propuesta argentina. En esos encuentros, Amado Boudou objetó una cuestión: la pésima evaluación que tuvieron los banqueros para relevar a los verdaderos tenedores de los bonos en default.
El Barclays, el Citi y el Deutche insistieron en que la mayoría de los bonos en default estaban en poder de grandes inversores y diagramaron una oferta que desestimó la verdadera importancia de los pequeños ahorristas. Esto hizo equivocar el diseño de la propuesta, que no percibió que existen muchos indecisos y no se dio prioridad para captar esa clase de inversores. Pero también el equipo de Boudou acusa a los banqueros de tener una actitud displicente y de no trabajar ahora a fondo para obtener la máxima aceptación de los bonistas pequeños de Europa.
La cuestión se trató con absoluto hermetismo, porque es obvio que el propio Boudou cometió una falla elemental: confiar y delegar todo el armado del canje en los bancos, para suplir la inexperiencia y el desconocimiento profesional de su propio equipo negociador. Entre otros desconocimientos, el ministro creyó siempre en una proyección que difundieron los banqueros: que ya estaba asegurada una aceptación del 75 al 80 %. Trascendió que hubo roces fuertes con los responsables de la operación. En la lista esta Carlos Mauleón y Roberto Helbling, del Barclays; Marcelo Blanco del Deutsche y Juan Bruchou del Citi.
Los financistas -a sus vez- respondieron a las críticas de Boudou y tienen objeciones duras sobre las decisiones del Palacio de Hacienda. Así lo argumentan los voceros de los banqueros: el primer vencimiento del canje fue pobre porque el Gobierno cambió la oferta a último momento y eliminó el pago retroactivo por la evolución del PBI desde el 2006 hasta ahora. Sostienen que la propuesta estuvo bien diseñada, pero esas modificaciones finales ahuyentaron a algunos fondos clave. Critican, además, la difícil toma de decisión del Gobierno, y la falta de independencia que tuvo Boudou para avanzar en la negociación.
Objetan que cada detalle de la propuesta debía superar el filtro de Néstor Kirchner. La cuestión derivó en otro tema: en el Palacio de Hacienda ahora objetan la "pasividad" que tienen los banqueros para incentivar una mayor participación de bonistas pequeños de Europa. La respuesta no se hizo esperar: los banqueros sostienen que Boudou sobreactúa contra los bancos para responsabilizarlos de cualquier fracaso, en la intimidad de la Quinta de Olivos y así no hacerse cargo de sus propios desaguisados políticos. Igual en el Ministerio de Economía esperan una importante aceptación por parte de los pequeños bonistas.
No hay datos ciertos, pero se cree que, al final, alcanzarían un aval global del 62% de los bonistas. Caso contrario, la salud política de Boudou volvería a tener problemas. Ayer, la Argentina recibió un alivio parcial con la decisión de la Cámara de Apelaciones de Manhattan de corregir a Thomas Griessa. Refleja la decisión del Departamento de Estado de no asfixiar a la Argentina, tal como prometió Hillary Clinton en Buenos Aires. La crisis europea golpea fuerte en todas las economías y también en la Argentina. En el BCRA temen por los cuestionamientos que tiene la banca privada en España.
Hasta ahora el mercado de bonos de Argentina se diferenció de otros países y fue de los más golpeados entre las naciones emergentes. Un "paper" que circula entre banqueros locales sostiene que el traspié inicial del canje volvió injustamente a poner en duda la capacidad de pago de la Argentina porque obliga a una mayor utilización de las reservas.
También puntualizan otros dos factores negativos sobre los bonos locales. Primero el deterioro en el clima de negocios después de la intromisión política del kircherismo en la Asociación Empresaria Argentina. Y mencionan la brutal forma como se frenaron las importaciones de alimentos. Nadie cuestiona la legítima y necesaria defensa de la industria nacional, sino los modos que utiliza Guillermo Moreno. Cristina Kirchner trató el tema anoche en su viaje a Brasil. A último momento decidió subir al avión a la ministra Débora Giorgi, una negociadora para tratar de resolver el problema con Lula. La ministra de la Producción, Boudou y Mercedes Marcó del Pont ultimaron un paquete de medidas financieras.
La semana próxima, el gobierno lanzará créditos a la producción fabril a cinco años de plazo y a una tasa subsidiada inferior al 10%. La cuestión será tratada por la Unión Industrial el martes, en un encuentro con la CGT. A esa reunión fue invitada precisamente Giorgi. En la CGT están preocupados por el impacto laboral que puede tener la crisis en Europa. El ajuste fiscal y salarial puede llevar al Viejo Continente otra vez a la recesión y eso podría complicar la recuperación en Argentina. A la gente que lidera Héctor Méndez le inquieta el recalentamiento salarial. Denuncian que establece un piso por expectativas a la inflación. El problema es tan serio que en la UIA pondrán como ejemplo el escalonado y prudente acuerdo que cerró Enrique Wagner de la Cámara de la Construcción, que fija un alza del 25 al 27 %. El tema alarma a los hombres de negocios, que critican la actitud prescindente en el conflicto del ministro Carlos Tomada. Por eso anoche en el establishment comenzó a tomar cuerpo la inminente convocatoria del influyente Grupo de los 7.
Por: Marcelo Bonelli - Copyright Clarín, 2010.
Un fuerte cruce entre los bancos asesores del canje y los funcionarios del Palacio de Hacienda se produjo en las últimas jornadas. El equipo de Amado Boudou responsabiliza en herméticas reuniones a los banqueros por el pobre resultado que tuvo el primer vencimiento para aceptar la propuesta argentina. En esos encuentros, Amado Boudou objetó una cuestión: la pésima evaluación que tuvieron los banqueros para relevar a los verdaderos tenedores de los bonos en default.
El Barclays, el Citi y el Deutche insistieron en que la mayoría de los bonos en default estaban en poder de grandes inversores y diagramaron una oferta que desestimó la verdadera importancia de los pequeños ahorristas. Esto hizo equivocar el diseño de la propuesta, que no percibió que existen muchos indecisos y no se dio prioridad para captar esa clase de inversores. Pero también el equipo de Boudou acusa a los banqueros de tener una actitud displicente y de no trabajar ahora a fondo para obtener la máxima aceptación de los bonistas pequeños de Europa.
La cuestión se trató con absoluto hermetismo, porque es obvio que el propio Boudou cometió una falla elemental: confiar y delegar todo el armado del canje en los bancos, para suplir la inexperiencia y el desconocimiento profesional de su propio equipo negociador. Entre otros desconocimientos, el ministro creyó siempre en una proyección que difundieron los banqueros: que ya estaba asegurada una aceptación del 75 al 80 %. Trascendió que hubo roces fuertes con los responsables de la operación. En la lista esta Carlos Mauleón y Roberto Helbling, del Barclays; Marcelo Blanco del Deutsche y Juan Bruchou del Citi.
Los financistas -a sus vez- respondieron a las críticas de Boudou y tienen objeciones duras sobre las decisiones del Palacio de Hacienda. Así lo argumentan los voceros de los banqueros: el primer vencimiento del canje fue pobre porque el Gobierno cambió la oferta a último momento y eliminó el pago retroactivo por la evolución del PBI desde el 2006 hasta ahora. Sostienen que la propuesta estuvo bien diseñada, pero esas modificaciones finales ahuyentaron a algunos fondos clave. Critican, además, la difícil toma de decisión del Gobierno, y la falta de independencia que tuvo Boudou para avanzar en la negociación.
Objetan que cada detalle de la propuesta debía superar el filtro de Néstor Kirchner. La cuestión derivó en otro tema: en el Palacio de Hacienda ahora objetan la "pasividad" que tienen los banqueros para incentivar una mayor participación de bonistas pequeños de Europa. La respuesta no se hizo esperar: los banqueros sostienen que Boudou sobreactúa contra los bancos para responsabilizarlos de cualquier fracaso, en la intimidad de la Quinta de Olivos y así no hacerse cargo de sus propios desaguisados políticos. Igual en el Ministerio de Economía esperan una importante aceptación por parte de los pequeños bonistas.
No hay datos ciertos, pero se cree que, al final, alcanzarían un aval global del 62% de los bonistas. Caso contrario, la salud política de Boudou volvería a tener problemas. Ayer, la Argentina recibió un alivio parcial con la decisión de la Cámara de Apelaciones de Manhattan de corregir a Thomas Griessa. Refleja la decisión del Departamento de Estado de no asfixiar a la Argentina, tal como prometió Hillary Clinton en Buenos Aires. La crisis europea golpea fuerte en todas las economías y también en la Argentina. En el BCRA temen por los cuestionamientos que tiene la banca privada en España.
Hasta ahora el mercado de bonos de Argentina se diferenció de otros países y fue de los más golpeados entre las naciones emergentes. Un "paper" que circula entre banqueros locales sostiene que el traspié inicial del canje volvió injustamente a poner en duda la capacidad de pago de la Argentina porque obliga a una mayor utilización de las reservas.
También puntualizan otros dos factores negativos sobre los bonos locales. Primero el deterioro en el clima de negocios después de la intromisión política del kircherismo en la Asociación Empresaria Argentina. Y mencionan la brutal forma como se frenaron las importaciones de alimentos. Nadie cuestiona la legítima y necesaria defensa de la industria nacional, sino los modos que utiliza Guillermo Moreno. Cristina Kirchner trató el tema anoche en su viaje a Brasil. A último momento decidió subir al avión a la ministra Débora Giorgi, una negociadora para tratar de resolver el problema con Lula. La ministra de la Producción, Boudou y Mercedes Marcó del Pont ultimaron un paquete de medidas financieras.
La semana próxima, el gobierno lanzará créditos a la producción fabril a cinco años de plazo y a una tasa subsidiada inferior al 10%. La cuestión será tratada por la Unión Industrial el martes, en un encuentro con la CGT. A esa reunión fue invitada precisamente Giorgi. En la CGT están preocupados por el impacto laboral que puede tener la crisis en Europa. El ajuste fiscal y salarial puede llevar al Viejo Continente otra vez a la recesión y eso podría complicar la recuperación en Argentina. A la gente que lidera Héctor Méndez le inquieta el recalentamiento salarial. Denuncian que establece un piso por expectativas a la inflación. El problema es tan serio que en la UIA pondrán como ejemplo el escalonado y prudente acuerdo que cerró Enrique Wagner de la Cámara de la Construcción, que fija un alza del 25 al 27 %. El tema alarma a los hombres de negocios, que critican la actitud prescindente en el conflicto del ministro Carlos Tomada. Por eso anoche en el establishment comenzó a tomar cuerpo la inminente convocatoria del influyente Grupo de los 7.
Por: Marcelo Bonelli - Copyright Clarín, 2010.
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