31-5-2010 - El director de Econviews aseguró que, debido a las subas de precios y las pocas opciones financieras del país, "el incentivo es a gastar". Sin embargo, advirtió que los consumidores podrían aminorar su ritmo en la segunda mitad de año por la pérdida de poder adquisitivo
El director de Econviews, Miguel Kiguel, aseguró que para cubrirse de la inflación lo mejor es anticipar consumo porque no hay muchas opciones para mantener el poder adquisitivo.
En este sentido, el economista destacó que tanto apostar al dólar como invertir en plazos fijos rinden por debajo de la inflación.
El experto, que fue subsecretario de financiamiento durante la segunda presidencia de Carlos Menem, afirmó que actualmente hay atraso cambiario en la Argentina, pero rechazó que supere al de la convertibilidad como aseguró hace algunos días el ex ministro de Economía Roque Fernández.
En una entrevista con iProfesional.com, advirtió que si la inflación empieza a superar a la devaluación, hacia fin de año se van a registrar problemas de competitividad y protestas de parte de la industria.
-¿Qué consecuencias específicas puede traer a la economía argentina el atraso cambiario?
-El factor más importante que genera es preocupación en el sector exportador. El segundo tema es que si empieza a percibirse que el tipo de cambio está sobrevaluado, se generan expectativas de devaluación, eso pone presión sobre la tasa de interés y trae más ruido financiero. Este es el riesgo más grande. No estamos hablando de una sobrevaluación demasiado grande ni prolongada. Si esto llega a niveles muy fuertes, ahí si tendríamos riesgo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, problemas para exportar y más invasión de importaciones, pero no creo que estemos en esa etapa.
-El crecimiento de las importaciones del primer trimestre del año, ¿obedece a este fenómeno?
-El aumento tiene mucho más que ver con la reactivación de la economía, que realmente fue fuerte, que con una apreciación cambiaria.
-¿A qué se deben las trabas a las importaciones?
-Es una decisión de política del Gobierno. No creo que se gane nada, especialmente en el sector alimenticio porque ahí la Argentina es básicamente exportador neto. Va a tener un efecto bumeran y lo que uno menos quiere es que los europeos, brasileros o chinos nos pongan trabas a los alimentos. Creo que es jugar con fuego. En otros sectores tiene que ver con políticas de protección industrial y podría vincularse con acumulación de reservas. Pero, si uno quiere mejorar la cuenta corriente de la balanza de pagos, el balance comercial o acumular más dólares, la forma de hacerlo no es restringir importaciones porque es una sábana corta que a la larga no funciona.
-El aumento de 35% otorgado al gremio de la alimentación, ¿marca una tendencia para las próximas negociaciones salariales?
-Creo que sí. De alguna forma, coloca a los gremios que vienen a negociar ahora en una posición difícil. Independientemente de si el gremio alimenticio estaba atrasado o no, el título es: "El sector alimentos aumentó 35%" y los distintos sectores van a ambicionar no se si 35%, pero seguro más de 20% y más cerca de 30% que de 25%. En sectores donde el costo laboral es una parte importante de las erogaciones totales, el incremento se traslada casi todo a precios y empieza a haber una espiral precios–salarios. Cuando vemos que todo está subiendo entre 20% y 30%, se gesta la idea de que si no subimos 25% estamos yendo hacia atrás y estamos perdiendo poder adquisitivo. Entonces, esto empieza a generar expectativas de que la inflación va a subir al 25 o 30 por ciento. En algún momento hay que ponerle el cascabel al gato porque sino el riesgo es que mañana venga otro gremio a pedir 40% de aumento. Es una escalada, que a diferencia de otros períodos, no tiene que ver con un déficit fiscal que se esté financiando con dinero. La emisión monetaria está bastante cerca del programa. Es un problema puramente de expectativas y de puja de ingresos.
-¿Este nivel de inflación puede afectar el crecimiento de la Argentina?
-En algún momento, sí. Si la inflación sigue subiendo, la gente se va a empezar a preocupar porque no sabrá cuánto le va a rendir el dinero y si con el sueldo a fin de mes podrá seguir comprando lo mismo. Entonces, los precios van a empezar a subir más rápido que los salarios con lo cual se erosionará el poder adquisitivo de los trabajadores, comenzará a caer el ingreso y se frenará el consumo. Por el lado de la inversión, con la inflación las empresas no saben bien qué va a pasar, se postergan proyectos y eso tiende a frenar la economía. Hay experiencia de que con mucha inflación, las economías crecen más despacio. No va a ser que porque tengamos 35% de inflación, la economía va a entrar en recesión pero en vez de crecer al 3,5%, creceremos al 3% o al 2,5% y eso tiene impacto sobre casi todos nosotros.
-¿Qué opciones tiene la gente para cubrirse de la inflación?
-Está muy complicado porque un plazo fijo está rindiendo 9%, hasta menos para algunos individuos, y si uno sabe que la inflación está entre 25 y 30 por ciento, también sabe que los pesos que uno coloca van a comprar menos. Así, el incentivo es a gastar. Si quieren cubrirse, compren ladrillos, plasmas, autos que es lo que está haciendo la gente. El dólar es un refugio, pero la verdad que por lo que estamos viendo también va a perder contra la inflación de acá a fin de año, entonces desgraciadamente no hay muchos elementos para protegerse de la inflación. Lo ideal hubiera sido tener instrumentos de ahorro indexados a largo plazo, pero sabemos que el CER está totalmente manipulado y uno pierde contra la inflación. Hoy pareciera que lo que hay que hacer es anticipar el consumo de lo que uno necesita.
-¿El consumo va a seguir siendo el principal impulsor del crecimiento económico?
-El consumo ha sido un impulso importante en el primer trimestre y seguramente lo será en la primera mitad del año pero en la segunda habrá que ver. No creo que pueda sostener el crecimiento en la segunda mitad de año, como lo hizo en la primera, fundamentalmente porque los precios se habrán comido una parte importante de los ingresos adicionales. No se si el poder adquisitivo va a estar igual que a principios de año. El consumo va a acompañar, pero difícilmente va a ser el que lidere el crecimiento. Deberá estar acompañado por inversión y por exportaciones.
-Estos pesos que se inyectan en la economía, ¿pueden ir a la compra de dólares?
-Por ahora, los mercados financieros están muy tranquilos. En la Argentina, cada vez que ha habido fuga de capitales, la economía se paró. En los primeros cinco meses del año, la compra de dólares fue bastante limitada lo que ha sido un factor importante de ayuda a la demanda. La gente prefiere no comprar dólares y gastar los pesos porque el día de mañana van a poder comprar menos. Las tasas de interés son muy bajas, entonces, no hay ningún incentivo a ahorrar. Estamos en unos días muy complicados, el mundo está revolucionado y es muy difícil hacer un diagnóstico. No estamos todavía en alerta roja en la Argentina: los dólares están y no se ve un peligro importante de salida de capitales por ahora.
Europa en crisis
-¿La crisis en Europa recién está comenzando?
-Creo que sí, que recién empezó y nadie puede vislumbrar cuál es la salida del problema del euro. Es una crisis muy compleja y delicada porque hay una fracción política que está liderada por Alemania y Francia que quieren mantener el euro y eso choca con que los países del euro tienen realidades muy distintas y necesitan políticas económicas muy diferentes. Por un lado, están los PIGS, que son Portugal, Italia, Grecia y España, que necesitan básicamente devaluación, inflación y si se puede salvataje y, por otro, están los países del norte del Europa que con el euro como está ahora están bien y no tienen déficit fiscales muy grandes con lo cual no necesitan hacer ajustes muy grandes, inflación ni devaluación. Cualquier solución que uno mira tiene costos enormes. Por ejemplo, una de las cosas que se dijo es que Grecia salga del euro, pero si sale, su moneda se va a devaluar y si devalúa mucho no va a poder pagar la deuda. Se transforma todo en mucho riesgo de corrida financiera.
-¿Cree que las medidas de ajuste adoptadas por los países van el sentido correcto?
-Para mí, no son soluciones sostenibles en el tiempo, pero dentro de las reglas de juego no hay otras. Si no quieren devaluar, ir al default y no pueden licuar deuda ni déficit fiscal con inflación, tienen que ir al ajuste. No obstante, eso complica por el lado del desempleo. Al hacer un ajuste fiscal se saca más demanda, con lo cual la recesión empeora. Pero cuando hay recesión, el déficit crece, en consecuencia, habrá una segunda ronda de ajuste y al final esto choca con la realidad que no permite hacer ese ajuste sostenible. Es un primer paso que trata de dar confianza a los mercados aunque me da la impresión de que no va a ser suficiente y que seguramente habrá una segunda ronda.
-¿Va a continuar la baja del euro?
-En este contexto, el euro va a ser uno de los perdedores porque es muy difícil que con el continente en crisis se pueda tener una moneda fuerte. En alguna medida, las monedas reflejan la fortaleza de los países y estos están muy complicados, con lo cual deberíamos ver que la caída del euro siga.
-¿Se puede esperar una paridad con el dólar?
-Alguna vez estuvo ahí, luego el euro se fortaleció y el dólar cayó porque Estados Unidos tenía un déficit de cuenta corriente muy grande. Sin embargo, gran parte de esos problemas se han corregido, con lo cual creo que el dólar está para soportar un fortalecimiento y el euro necesita debilitarse.
-¿Cómo puede afectar la crisis en Europa a la Argentina?
-Hay que ver el impacto que va a tener sobre el comercio internacional: un euro más débil implica que vamos a ser menos competitivos contra Europa. Nosotros estamos claramente en el área del dólar, incluso hemos visto cómo el euro -que estaba $5,50 hace unos meses- bajó a $4,80. Es decir, ya se ha visto que hemos perdido competitividad contra la divisa europea. Además, va a haber menos actividad en el mundo. Es muy probable que varios países del viejo continente entren en recesión, especialmente con estas políticas restrictivas que están adoptando, con lo cual habrá menos demanda de Europa y eso puede tener efectos de segunda vuelta en muchos otros países. Eso no es lo más grave. Lo preocupante es en qué medida se prolonga la crisis financiera porque, en estos días, está llevando a que la tasa de riesgo país argentina haya aumentado muchísimo. Estamos otra vez a niveles muy preocupantes como fue en la época de enero cuando estaba todo el problema de las reservas del Banco Central y, en ese contexto, no hay financiamiento externo para empresas ni Gobierno y eso sí frena la economía.
Canje
-¿Por qué cree que la aceptación del tramo mayorista del canje fue menor a la esperada?
-Es difícil saber. Primero, la turbulencia del mercado pudo haber hecho que algunos no entren. Por otro lado, la expectativa inicial era que la oferta iba a incluir el pago de los cupones del PBI que se habían hecho desde el 2006 en adelante, con una pequeña quita, y en la oferta final eso se eliminó. Independientemente de que si estuvo bien o mal, hubo inversores que no se quedaron contentos y decidieron quedar afuera.
-¿Quiénes se benefician con el canje?
-En última instancia, si el canje salía bien, beneficiaba sobre todo a la Argentina. La idea era reabrir los mercados de capitales, poder endeudarse de vuelta y tomar dinero a tasas razonables. Eso era muy positivo porque iba a volver el crédito y mejorar la situación financiera del país. Ahora, el mercado está muy mal y esos beneficios se pierden. Pensar que hoy la Argentina podrá acceder a los mercados financieros es una ilusión. En esta situación, que estamos viviendo en el mundo, es imposible.
Mariana Shaalo - ©iProfesional.com
El director de Econviews, Miguel Kiguel, aseguró que para cubrirse de la inflación lo mejor es anticipar consumo porque no hay muchas opciones para mantener el poder adquisitivo.
En este sentido, el economista destacó que tanto apostar al dólar como invertir en plazos fijos rinden por debajo de la inflación.
El experto, que fue subsecretario de financiamiento durante la segunda presidencia de Carlos Menem, afirmó que actualmente hay atraso cambiario en la Argentina, pero rechazó que supere al de la convertibilidad como aseguró hace algunos días el ex ministro de Economía Roque Fernández.
En una entrevista con iProfesional.com, advirtió que si la inflación empieza a superar a la devaluación, hacia fin de año se van a registrar problemas de competitividad y protestas de parte de la industria.
-¿Qué consecuencias específicas puede traer a la economía argentina el atraso cambiario?
-El factor más importante que genera es preocupación en el sector exportador. El segundo tema es que si empieza a percibirse que el tipo de cambio está sobrevaluado, se generan expectativas de devaluación, eso pone presión sobre la tasa de interés y trae más ruido financiero. Este es el riesgo más grande. No estamos hablando de una sobrevaluación demasiado grande ni prolongada. Si esto llega a niveles muy fuertes, ahí si tendríamos riesgo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, problemas para exportar y más invasión de importaciones, pero no creo que estemos en esa etapa.
-El crecimiento de las importaciones del primer trimestre del año, ¿obedece a este fenómeno?
-El aumento tiene mucho más que ver con la reactivación de la economía, que realmente fue fuerte, que con una apreciación cambiaria.
-¿A qué se deben las trabas a las importaciones?
-Es una decisión de política del Gobierno. No creo que se gane nada, especialmente en el sector alimenticio porque ahí la Argentina es básicamente exportador neto. Va a tener un efecto bumeran y lo que uno menos quiere es que los europeos, brasileros o chinos nos pongan trabas a los alimentos. Creo que es jugar con fuego. En otros sectores tiene que ver con políticas de protección industrial y podría vincularse con acumulación de reservas. Pero, si uno quiere mejorar la cuenta corriente de la balanza de pagos, el balance comercial o acumular más dólares, la forma de hacerlo no es restringir importaciones porque es una sábana corta que a la larga no funciona.
-El aumento de 35% otorgado al gremio de la alimentación, ¿marca una tendencia para las próximas negociaciones salariales?
-Creo que sí. De alguna forma, coloca a los gremios que vienen a negociar ahora en una posición difícil. Independientemente de si el gremio alimenticio estaba atrasado o no, el título es: "El sector alimentos aumentó 35%" y los distintos sectores van a ambicionar no se si 35%, pero seguro más de 20% y más cerca de 30% que de 25%. En sectores donde el costo laboral es una parte importante de las erogaciones totales, el incremento se traslada casi todo a precios y empieza a haber una espiral precios–salarios. Cuando vemos que todo está subiendo entre 20% y 30%, se gesta la idea de que si no subimos 25% estamos yendo hacia atrás y estamos perdiendo poder adquisitivo. Entonces, esto empieza a generar expectativas de que la inflación va a subir al 25 o 30 por ciento. En algún momento hay que ponerle el cascabel al gato porque sino el riesgo es que mañana venga otro gremio a pedir 40% de aumento. Es una escalada, que a diferencia de otros períodos, no tiene que ver con un déficit fiscal que se esté financiando con dinero. La emisión monetaria está bastante cerca del programa. Es un problema puramente de expectativas y de puja de ingresos.
-¿Este nivel de inflación puede afectar el crecimiento de la Argentina?
-En algún momento, sí. Si la inflación sigue subiendo, la gente se va a empezar a preocupar porque no sabrá cuánto le va a rendir el dinero y si con el sueldo a fin de mes podrá seguir comprando lo mismo. Entonces, los precios van a empezar a subir más rápido que los salarios con lo cual se erosionará el poder adquisitivo de los trabajadores, comenzará a caer el ingreso y se frenará el consumo. Por el lado de la inversión, con la inflación las empresas no saben bien qué va a pasar, se postergan proyectos y eso tiende a frenar la economía. Hay experiencia de que con mucha inflación, las economías crecen más despacio. No va a ser que porque tengamos 35% de inflación, la economía va a entrar en recesión pero en vez de crecer al 3,5%, creceremos al 3% o al 2,5% y eso tiene impacto sobre casi todos nosotros.
-¿Qué opciones tiene la gente para cubrirse de la inflación?
-Está muy complicado porque un plazo fijo está rindiendo 9%, hasta menos para algunos individuos, y si uno sabe que la inflación está entre 25 y 30 por ciento, también sabe que los pesos que uno coloca van a comprar menos. Así, el incentivo es a gastar. Si quieren cubrirse, compren ladrillos, plasmas, autos que es lo que está haciendo la gente. El dólar es un refugio, pero la verdad que por lo que estamos viendo también va a perder contra la inflación de acá a fin de año, entonces desgraciadamente no hay muchos elementos para protegerse de la inflación. Lo ideal hubiera sido tener instrumentos de ahorro indexados a largo plazo, pero sabemos que el CER está totalmente manipulado y uno pierde contra la inflación. Hoy pareciera que lo que hay que hacer es anticipar el consumo de lo que uno necesita.
-¿El consumo va a seguir siendo el principal impulsor del crecimiento económico?
-El consumo ha sido un impulso importante en el primer trimestre y seguramente lo será en la primera mitad del año pero en la segunda habrá que ver. No creo que pueda sostener el crecimiento en la segunda mitad de año, como lo hizo en la primera, fundamentalmente porque los precios se habrán comido una parte importante de los ingresos adicionales. No se si el poder adquisitivo va a estar igual que a principios de año. El consumo va a acompañar, pero difícilmente va a ser el que lidere el crecimiento. Deberá estar acompañado por inversión y por exportaciones.
-Estos pesos que se inyectan en la economía, ¿pueden ir a la compra de dólares?
-Por ahora, los mercados financieros están muy tranquilos. En la Argentina, cada vez que ha habido fuga de capitales, la economía se paró. En los primeros cinco meses del año, la compra de dólares fue bastante limitada lo que ha sido un factor importante de ayuda a la demanda. La gente prefiere no comprar dólares y gastar los pesos porque el día de mañana van a poder comprar menos. Las tasas de interés son muy bajas, entonces, no hay ningún incentivo a ahorrar. Estamos en unos días muy complicados, el mundo está revolucionado y es muy difícil hacer un diagnóstico. No estamos todavía en alerta roja en la Argentina: los dólares están y no se ve un peligro importante de salida de capitales por ahora.
Europa en crisis
-¿La crisis en Europa recién está comenzando?
-Creo que sí, que recién empezó y nadie puede vislumbrar cuál es la salida del problema del euro. Es una crisis muy compleja y delicada porque hay una fracción política que está liderada por Alemania y Francia que quieren mantener el euro y eso choca con que los países del euro tienen realidades muy distintas y necesitan políticas económicas muy diferentes. Por un lado, están los PIGS, que son Portugal, Italia, Grecia y España, que necesitan básicamente devaluación, inflación y si se puede salvataje y, por otro, están los países del norte del Europa que con el euro como está ahora están bien y no tienen déficit fiscales muy grandes con lo cual no necesitan hacer ajustes muy grandes, inflación ni devaluación. Cualquier solución que uno mira tiene costos enormes. Por ejemplo, una de las cosas que se dijo es que Grecia salga del euro, pero si sale, su moneda se va a devaluar y si devalúa mucho no va a poder pagar la deuda. Se transforma todo en mucho riesgo de corrida financiera.
-¿Cree que las medidas de ajuste adoptadas por los países van el sentido correcto?
-Para mí, no son soluciones sostenibles en el tiempo, pero dentro de las reglas de juego no hay otras. Si no quieren devaluar, ir al default y no pueden licuar deuda ni déficit fiscal con inflación, tienen que ir al ajuste. No obstante, eso complica por el lado del desempleo. Al hacer un ajuste fiscal se saca más demanda, con lo cual la recesión empeora. Pero cuando hay recesión, el déficit crece, en consecuencia, habrá una segunda ronda de ajuste y al final esto choca con la realidad que no permite hacer ese ajuste sostenible. Es un primer paso que trata de dar confianza a los mercados aunque me da la impresión de que no va a ser suficiente y que seguramente habrá una segunda ronda.
-¿Va a continuar la baja del euro?
-En este contexto, el euro va a ser uno de los perdedores porque es muy difícil que con el continente en crisis se pueda tener una moneda fuerte. En alguna medida, las monedas reflejan la fortaleza de los países y estos están muy complicados, con lo cual deberíamos ver que la caída del euro siga.
-¿Se puede esperar una paridad con el dólar?
-Alguna vez estuvo ahí, luego el euro se fortaleció y el dólar cayó porque Estados Unidos tenía un déficit de cuenta corriente muy grande. Sin embargo, gran parte de esos problemas se han corregido, con lo cual creo que el dólar está para soportar un fortalecimiento y el euro necesita debilitarse.
-¿Cómo puede afectar la crisis en Europa a la Argentina?
-Hay que ver el impacto que va a tener sobre el comercio internacional: un euro más débil implica que vamos a ser menos competitivos contra Europa. Nosotros estamos claramente en el área del dólar, incluso hemos visto cómo el euro -que estaba $5,50 hace unos meses- bajó a $4,80. Es decir, ya se ha visto que hemos perdido competitividad contra la divisa europea. Además, va a haber menos actividad en el mundo. Es muy probable que varios países del viejo continente entren en recesión, especialmente con estas políticas restrictivas que están adoptando, con lo cual habrá menos demanda de Europa y eso puede tener efectos de segunda vuelta en muchos otros países. Eso no es lo más grave. Lo preocupante es en qué medida se prolonga la crisis financiera porque, en estos días, está llevando a que la tasa de riesgo país argentina haya aumentado muchísimo. Estamos otra vez a niveles muy preocupantes como fue en la época de enero cuando estaba todo el problema de las reservas del Banco Central y, en ese contexto, no hay financiamiento externo para empresas ni Gobierno y eso sí frena la economía.
Canje
-¿Por qué cree que la aceptación del tramo mayorista del canje fue menor a la esperada?
-Es difícil saber. Primero, la turbulencia del mercado pudo haber hecho que algunos no entren. Por otro lado, la expectativa inicial era que la oferta iba a incluir el pago de los cupones del PBI que se habían hecho desde el 2006 en adelante, con una pequeña quita, y en la oferta final eso se eliminó. Independientemente de que si estuvo bien o mal, hubo inversores que no se quedaron contentos y decidieron quedar afuera.
-¿Quiénes se benefician con el canje?
-En última instancia, si el canje salía bien, beneficiaba sobre todo a la Argentina. La idea era reabrir los mercados de capitales, poder endeudarse de vuelta y tomar dinero a tasas razonables. Eso era muy positivo porque iba a volver el crédito y mejorar la situación financiera del país. Ahora, el mercado está muy mal y esos beneficios se pierden. Pensar que hoy la Argentina podrá acceder a los mercados financieros es una ilusión. En esta situación, que estamos viviendo en el mundo, es imposible.
Mariana Shaalo - ©iProfesional.com
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