29-5-10 - Cash is King. Es, como mínimo, una de esas máximas con las que un inversor de toda la vida golpea al más novato de los ahorristas: no siempre, pero cuando el ciclo económico y financiero sangra por la herida, tener dinero en efectivo vale más que la misma cantidad de dinero invertido (prisionero) en activos.
Mientras el mercado local se desliza a una zona de correcciones, mientras los precios de las empresas en bolsa comienzan a descontar que el escenario económico no será tan promisorio como esperaban, los países, las economías, las empresas de la zona euro asumen que gran parte de este pronóstico les toca de lleno. En cambio, para los Estados Unidos, habrá mejores noticias, eso sí, comparado con Europa.
Los meses que se aproximan no serán nada buenos para los inversores. Entre los reportes de perspectivas –que se parecen mucho a las perspectivas de las que se “empapa” el mercado– el factor común es negativo: al menos 20% más retrocederían en sus valores acciones y bonos antes de consolidar un piso aceptable. Esto implica un Merval por debajo de los 2.000 puntos y un Dow Jones muy por debajo de los 10.000. A la vez, los bonos locales volverían a rendir tasas del orden del 20% en dólares.
En este panorama tampoco encajan las commodities: una suba del dólar los golpeará duro, mientras que una ralentización del crecimiento chino cerrará el circuito que convalidará precios a la baja a partir de una menor demanda. Tanto Japón como Estados Unidos prometen, también, agregar dosis extra de pesimismo en función de los datos por venir.
En este contexto, el dinero en efectivo promete ser el catalizador perfecto para capitalizar buenas oportunidades. Acciones, bonos y commodities podrían constituir una buena apuesta a futuro en función de la recuperación económica.
En este escenario, la deuda de países emergentes podría servir de “peor es nada” aunque hay quienes destacan que habrá que elegir economías sanas y poco endeudadas. A la vez, para los países desarrollados, la lista se reduce a aquellos que no tengan problemas de déficit. Alemania, por ejemplo. O Canadá. Y pare de contar…
Julián Guarino -Subeditor de Finanzas de El Cronista.com
Mientras el mercado local se desliza a una zona de correcciones, mientras los precios de las empresas en bolsa comienzan a descontar que el escenario económico no será tan promisorio como esperaban, los países, las economías, las empresas de la zona euro asumen que gran parte de este pronóstico les toca de lleno. En cambio, para los Estados Unidos, habrá mejores noticias, eso sí, comparado con Europa.
Los meses que se aproximan no serán nada buenos para los inversores. Entre los reportes de perspectivas –que se parecen mucho a las perspectivas de las que se “empapa” el mercado– el factor común es negativo: al menos 20% más retrocederían en sus valores acciones y bonos antes de consolidar un piso aceptable. Esto implica un Merval por debajo de los 2.000 puntos y un Dow Jones muy por debajo de los 10.000. A la vez, los bonos locales volverían a rendir tasas del orden del 20% en dólares.
En este panorama tampoco encajan las commodities: una suba del dólar los golpeará duro, mientras que una ralentización del crecimiento chino cerrará el circuito que convalidará precios a la baja a partir de una menor demanda. Tanto Japón como Estados Unidos prometen, también, agregar dosis extra de pesimismo en función de los datos por venir.
En este contexto, el dinero en efectivo promete ser el catalizador perfecto para capitalizar buenas oportunidades. Acciones, bonos y commodities podrían constituir una buena apuesta a futuro en función de la recuperación económica.
En este escenario, la deuda de países emergentes podría servir de “peor es nada” aunque hay quienes destacan que habrá que elegir economías sanas y poco endeudadas. A la vez, para los países desarrollados, la lista se reduce a aquellos que no tengan problemas de déficit. Alemania, por ejemplo. O Canadá. Y pare de contar…
Julián Guarino -Subeditor de Finanzas de El Cronista.com
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