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24 mayo 2010

OPINIÓN: El 2010, el año en que la Argentina batirá todos los récords: ¿durará?


24-5-10 - Récord en venta de LCD, autos, indumentaria, entre otros. Por donde se mire el país perfora los registros de años anteriores. ¿Es sustentable esta euforia?

Enamorado de los extremos, el país pasó, sin escalas, de una situación de pesimismo a una euforia de consumo.

Casi no hay rubro donde no se esté registrando un fuerte incremento real (es decir, por encima de la inflación) en las ventas. Desde los automóviles hasta el calzado, desde los televisores LCD hasta las escrituras inmobiliarias, los números crecen fuerte y, en muchos casos, llegan a marcar récords.

Se trata de una situación que luce extraña si se recuerda que, a fin del año pasado, las expectativas del público marcaban un profundo pesimismo.

Da cuenta de ello, por ejemplo, el índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad Di Tella. Hacia fin de 2009, este guarismo se encontraba en uno de los niveles más bajos desde la crisis del 2002. Y un trabajo de la consultora SEL, que dirige Ernesto Kritz, concluyó que esa caída obedecía a las malas expectativas sobre el nivel de empleo y a la percepción de una inflación creciente.

Ese estado de ánimo parecía confirmarse cuando, en febrero, tras un semestre de calma en el mercado cambiario, volvió con fuerza la compra de dólares por parte del público y la salida de capitales, que superó los u$s800 millones.

El dólar, se sabe, es uno de los mejores termómetros para medir el humor social argentino, y no es casual que los momentos de mayor fuga en los últimos tiempos hayan estado asociados a situaciones de incertidumbre política, tales como el conflicto con el campo en 2008 o las semanas previas a la elección legislativa de 2009.

El boom menos pensado
Pero las últimas semanas han visto reinar la calma en el mercado de cambios. Tanto que el Banco Central pasó a ser comprador y hasta se dio el lujo de ganar reservas.

En contraste, el consumo creció. La gente está comprando mucho, en todos los segmentos sociales y en todas las categorías de productos.

Una vista rápida a las cifras arroja este panorama.

* Las ventas en los shopping centers están creciendo en porcentajes de dos dígitos, en comparación con el año pasado. Según el Indec, en marzo fueron un 41% superiores a las de 2009. De manera que, incluso tomando las estimaciones inflacionarias más pesimistas (que marcan un 20% en los últimos 12 meses), eso implica un aumento real de 17%, y con tendencia a la suba.

* Por su parte, en el sector automotor, el primer cuatrimestre marcó un alza de 18% en patentamientos, y cada mes está marcando un nuevo récord. En abril se llegó a 50.000 operaciones, un repunte del 25% respecto del año pasado. El ritmo de ventas actual permitiría llegar a un nivel de 690.000 autos vendidos en todo el año. Sin embargo, los concesionarios prefieren mantener una estimación conservadora en torno de 580.000 unidades. El motivo es que no hay certeza de si las automotrices podrán entregar la cantidad de vehículos que demandará el mercado interno. Por insólito que parezca, es la misma industria, que el año pasado bajó salarios y suspendió turnos.

* En electrodomésticos se está dando un fenómeno singular. No sólo las ventas suben aceleradamente (el rubro de LCD registró 80.000 unidades vendidas en marzo y las cadenas retail esperan que termine el año con un 86% de suba respecto del 2009) sino que además el consumo se está centrando en la producción local. Tal como informara iProfesional.com (ver "El 'made in Argentina' se pone de pie, gracias al boom de consumo y los descuentos" ), la producción nacional de LCD duplicará este año a la de 2009.

* El mercado informático, que ya venía creciendo a un ritmo vigoroso, incluso en momentos recesivos (tuvo un aumento de la actividad de 15,8% el año pasado), crecerá este año por encima del 20%, según la previsión de la consultora Prince & Cooke. Las computadoras (sumando desktops y notebooks) podrán llegar este año a una venta de 2,6 millones de unidades vendidas, lo que implica aproximadamente un 15% más que el año pasado.

* En calzado, otro mercado donde la actividad se mantuvo alta incluso durante la recesión de 2009, se prevé una suba de 6%, de acuerdo con las estimaciones de la cámara sectorial. En cifras, implica que se superarán los 100 millones de pares, un nivel que colocaría a la Argentina entre los 10 principales productores del mundo.

* Beneficiado, al igual que el calzado, por la cuotificación de importaciones, el rubro textil espera repuntar este año y aumentar su volumen de ventas. En algunos rubros, como el de indumentaria infantil, la estimación de la cámara sectorial es que se incremente la comercialización hasta un 30% (medido en cantidad de prendas).

* Y hasta alimentos y bebidas, que era el sector donde, por causa de la inflación, los economistas habían puesto menores expectativas, está también mostrando signos de reactivación. Como consecuencia del impulso recibido a partir del plan de asignación universal por hijo, el consumo podría subir un 5% en términos reales, dicen consultoras referentes del mercado, como Nielsen y CCR.

Una actitud racional
Si bien se esperaba una reactivación luego del recesivo 2009, la magnitud del consumo no deja de sorprender.

¿Es malo que los argentinos se lancen en masa a comprar? En este escenario, no todos lo ven como una señal positiva, porque advierten que, junto con los números impresionantes logrados en ventas, esta euforia viene acompañada por otro récord preocupante: la inflación más alta de los últimos 20 años.

La consultora Ecolatina, propiedad del ex ministro Roberto Lavagna, advirtió en uno de sus últimos informes que la expansión de la demanda (que estima en 4,5% para el año) no está siendo acompañada por una inversión acorde.

Hay economistas que ya usan una nueva expresión para denominar la situación actual del país: “reactinflación”. Es decir, una combinación de reactivación con inflación, que se opone a la “estanflación” que era pronosticada por los más pesimistas.

Carlos Melconian, uno de los analistas que acuñó el término, indicó que la reactinflación implica un crecimiento de menor calidad y menos estable que el que vivió el país en momentos de mejores parámetros macroeconómicos.

Pero también concluye que la coyuntura determina que sea la actitud más viable para el Gobierno, porque cualquier intento de dominar la inflación con recetas tradicionales de ajuste tendría un costo político alto.

Los politólogos, en tanto, confirman este punto de vista. Para Santiago Rossi, director de Ipsos Mora y Araujo, el alto consumo no sólo determina una mejora del humor social, sino también de la percepción sobre la gestión gubernamental.

“Hay una visión de los formadores de opinión pública vinculados al Gobierno, según la cual la prioridad debe ser una marcha fuerte de la economía”, analiza Rossi.

Revela que las encuestas de comienzos de año habían comenzado con expectativas más bien negativas sobre la marcha del país. Y la inflación ascendía puestos en el ranking de preocupaciones.

“Al Gobierno no lo perjudican las peleas con la oposición ni con otros sectores como los medios de comunicación. Lo que lo perjudica es que la economía se enfríe o que crezca la conflictividad social. Por eso, el boom de ventas y los altos ajustes de salarios le resultan favorables a sus intereses”, agrega Rossi.

En la misma línea, Sergio Berensztein, director de Poliarquía, no se muestra asombrado de que la gente se vuelque al consumo.

“Esta inflación es totalmente diferente a la de otros momentos históricos de la Argentina”, sostiene el politólogo.

“Antes la gente adoptaba conductas defensivas, y era natural, porque además de subir los precios, había volatilidad cambiaria. Ahora, con la sensación de un dólar controlado, el consumo se transforma en una actitud completamente racional”, afirma Berensztein.

También destaca que las nuevas generaciones, que no conocieron los años de inflación de tres dígitos, no necesariamente deberán adoptar las mismas reacciones de otras épocas.

De todas formas, recalca que las mediciones de opinión pública siguen marcando una visión negativa sobre el momento del país.

¿Cuánto durará?
Uno de los temas que sorprende a los economistas es la caída en las compras de dólares por parte del público.

Es que los pronósticos marcaban una alta demanda para todo el año. Y la previsión estaba vinculada no sólo a una mayor incertidumbre política, sino al hecho de que la gente percibiría un atraso cambiario y se volcaría al dólar por verlo “barato”.

¿Por qué esta predicción no se está cumpliendo? Para Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb, es natural que la contracara de un alto consumo sea una caída en la predisposición a comprar billetes verdes.

“Una cosa es que la gente perciba al dólar barato y otra es que lo vea inestable. Mientras haya una sensación de que la situación cambiaria está controlada, el consumo seguirá alto”, afirma.

Pero la pregunta clave es cuánto durará este boom, y si tiene bases sólidas. O se trata de un fenómeno que pueda derrumbarse ante un mínimo cambio de viento en las condiciones externas.

La consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel, pronostica una recuperación sostenida, “que podría, sin embargo, no estar exenta de algunos retrocesos mensuales, en particular durante la segunda mitad del año”.

Melconian también cree que no hay que entusiasmarse con una prolongación consumista a largo plazo.

“En ‘reactinflación’, la suba del nivel de actividad no sólo no es contundente, sino que tampoco es pareja a lo largo del año. No necesariamente es de largo alcance, es intermitente y paso a paso. A dos o tres trimestres buenos, le puede seguir algún freno. Los motores genuinos tienen bases sólidas -cosecha, Brasil-, pero también están los motores endebles: déficit fiscal y maquinita para el financiamiento inflacionario”, escribió en un informe.

En tanto, Lamothe, de Abeceb, cree que no hay probabilidades de que el pico de consumo dure mucho más que este año.

“Va a haber un nuevo impulso en junio, porque en esa fecha entran en vigencia muchos acuerdos de ajustes salariales, y la gente percibirá una mayor capacidad de compra. Pero las dificultades en el control de la inflación hacen difícil pensar que esto se prolongue más allá de fin de año”, afirma el economista.

Es curioso que el ex ministro Domingo Cavallo, el principal predictor de que el país se encamina hacia un escenario de “estanflación”, considera que la actual bonanza podría prolongarse por lo que resta de este período de Gobierno.

“Lamentablemente, cuando se inicie un proceso de estabilización, aun bien diseñado, el impacto inicial va a ser estanflacionario. Creo que ello no va a ocurrir en 2011 sino después del cambio de Gobierno”, escribió en su blog.

Expectativas positivas
Pero, ¿qué piensan los protagonistas del boom de producción, ventas y consumo? Del lado de los empresarios, más allá de las críticas sobre la inflación, hay optimismo. Una encuesta realizada por PriceWaterhouse, difundida en el congreso del Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas, reveló que el 80% de los ejecutivos consideran que sus empresas crecerán este año.

Otros indicadores confirman ese camino, como el “índice líder” que elabora la Universidad Di Tella, que adelanta algunas tendencias de la economía.

Lucas Núñez, investigador de esa casa de estudios, señala que el “índice líder”, ya desde mediados del año pasado, marcó un cambio de tendencia.

Pero la confianza del consumidor, uno de los indicadores que se ponderan dentro de dicho índice, continuó en caída hasta fin de año, cuando se registró un quiebre.

“Suele haber una correlación entre este indicador y lo que luego ocurre en la actividad económica. Hay un período de entre tres y seis meses entre que se mide un cambio en la expectativa de la gente y se evidencia un impacto, en especial en ventas de shopping centers, supermercados, patentamientos de autos y escrituras de inmuebles”, indica Núñez.

Para el investigador, la evolución de estos "termómetros" permiten predecir una continuidad en el crecimiento de la economía para los próximos meses.

Fernando Gutiérrez - (c) iProfesional.com

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