11-6-2010 - Desde la salida de la Convertibilidad, los precios subieron más del 240%. Aseguran que ya es necesario que se emitan piezas de $200
No se pueden estirar. Tampoco se dejan agrandar. En los últimos años, los billetes que muestran el semblante de un serio Julio Argentino Roca fueron perdiendo su valor.
Y no es que dejaron de representar los $ 100 argentinos sino que, paulatinamente, dejaron de comprar lo que antes compraban. Empujada por la inflación, esta tendencia se encuentra sostenida por datos oficiales, de acuerdo a lo informado por El Cronista.
Según el Banco Central de la República Argentina, la emisión de billetes de $ 100 se aceleró en los últimos años, y actualmente alcanza al 46% de la circulación total. En el último año, se inyectaron al mercado más de 155 millones de unidades de los billetes de mayor valor nominal en la Argentina.
Pero si bien su circulación se intensifica, el billete de $100 está quedando cada vez más corto. Roca se escapa de las billeteras de los argentinos y se esfuma, rápidamente, sin que nos demos cuenta.
Según Fausto Spotorno, economista Jefe de Ferreres & Asociados, "desde 2001 hasta la actualidad, la Argentina tuvo una inflación acumulada del 244%". Esto significa que, lo que se podía comprar con un billete violeta en 2001, hoy se adquiere a un valor equivalente a $244.
Aunque no lo considera urgente, Spotorno opina que, en el mediano plazo, será necesaria la emisión de un billete de mayor denominación. "No se precisa uno de $ 500, sí de $200. Se usaría menos que el de $100, pero se necesita para las transacciones diarias", asevera.
Mientras los consultores privados estiman una inflación de entre 25 y 30% para 2010, la necesidad de emitir un nuevo billete se hace más evidente con la escalda de precios, aunque desde el BCRA no se está considerando la salida de un nuevo papel.
Para el argentino, cada vez son más las compras que superan los $100, y el bolsillo del consumidor funciona como un fiel reflejo de la realidad económica del día a día. "Los $ 100 que hace dos años una persona de clase media gastaba en tres días, hoy los gasta en uno -dice Susana Andrada-.
En la Argentina, los billetes comenzaron a cambiarse cuando el proceso inflacionario se hizo muy fuerte, puesto que la gran cantidad de "papeles" para realizar cualquier transacción diaria se tornó engorrosa.
"Desde el peso nacional de 1890 hasta el peso ley 18.188 de 1967, el país disfrutó de una gran estabilidad monetaria. Pero desde ese año hasta la convertibilidad, a la moneda se le agregaron 13 ceros, lo que rompió la idea de estabilidad en la mentalidad de las personas", explica al mismo medio Roberto Cortés Conde, director del doctorado de Historia de la Universidad de San Andrés (Udesa).
Con la igualdad peso-dólar, la estabilidad de la moneda se instauró nuevamente en el período de convertibilidad, aunque la crisis de 2001 volvió a despertar de su letargo a los fantasmas de la híper.
"Si se cambia de denominación, eso significa que la más alta ya perdió utilidad. Pero esto no se arregla simplemente emitiendo billetes de mayor valor, porque si no se para el proceso inflacionario esto termina en un billete de un millón de pesos, como existió", dispara el historiador económico, quien pronostica que "aparecer con un billete de $ 500 va a ser absolutamente necesario".
http://finanzas.iprofesional.com
No se pueden estirar. Tampoco se dejan agrandar. En los últimos años, los billetes que muestran el semblante de un serio Julio Argentino Roca fueron perdiendo su valor.
Y no es que dejaron de representar los $ 100 argentinos sino que, paulatinamente, dejaron de comprar lo que antes compraban. Empujada por la inflación, esta tendencia se encuentra sostenida por datos oficiales, de acuerdo a lo informado por El Cronista.
Según el Banco Central de la República Argentina, la emisión de billetes de $ 100 se aceleró en los últimos años, y actualmente alcanza al 46% de la circulación total. En el último año, se inyectaron al mercado más de 155 millones de unidades de los billetes de mayor valor nominal en la Argentina.
Pero si bien su circulación se intensifica, el billete de $100 está quedando cada vez más corto. Roca se escapa de las billeteras de los argentinos y se esfuma, rápidamente, sin que nos demos cuenta.
Según Fausto Spotorno, economista Jefe de Ferreres & Asociados, "desde 2001 hasta la actualidad, la Argentina tuvo una inflación acumulada del 244%". Esto significa que, lo que se podía comprar con un billete violeta en 2001, hoy se adquiere a un valor equivalente a $244.
Aunque no lo considera urgente, Spotorno opina que, en el mediano plazo, será necesaria la emisión de un billete de mayor denominación. "No se precisa uno de $ 500, sí de $200. Se usaría menos que el de $100, pero se necesita para las transacciones diarias", asevera.
Mientras los consultores privados estiman una inflación de entre 25 y 30% para 2010, la necesidad de emitir un nuevo billete se hace más evidente con la escalda de precios, aunque desde el BCRA no se está considerando la salida de un nuevo papel.
Para el argentino, cada vez son más las compras que superan los $100, y el bolsillo del consumidor funciona como un fiel reflejo de la realidad económica del día a día. "Los $ 100 que hace dos años una persona de clase media gastaba en tres días, hoy los gasta en uno -dice Susana Andrada-.
En la Argentina, los billetes comenzaron a cambiarse cuando el proceso inflacionario se hizo muy fuerte, puesto que la gran cantidad de "papeles" para realizar cualquier transacción diaria se tornó engorrosa.
"Desde el peso nacional de 1890 hasta el peso ley 18.188 de 1967, el país disfrutó de una gran estabilidad monetaria. Pero desde ese año hasta la convertibilidad, a la moneda se le agregaron 13 ceros, lo que rompió la idea de estabilidad en la mentalidad de las personas", explica al mismo medio Roberto Cortés Conde, director del doctorado de Historia de la Universidad de San Andrés (Udesa).
Con la igualdad peso-dólar, la estabilidad de la moneda se instauró nuevamente en el período de convertibilidad, aunque la crisis de 2001 volvió a despertar de su letargo a los fantasmas de la híper.
"Si se cambia de denominación, eso significa que la más alta ya perdió utilidad. Pero esto no se arregla simplemente emitiendo billetes de mayor valor, porque si no se para el proceso inflacionario esto termina en un billete de un millón de pesos, como existió", dispara el historiador económico, quien pronostica que "aparecer con un billete de $ 500 va a ser absolutamente necesario".
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