Con una fuerte dependencia del ingreso de capitales financieros, el país vecino está expuesto a que una huida de inversiones desde los mercados emergentes deteriore su economía. La presión sobre el real ya se hace notar y los empresarios argentinos temen pérdida de competitividad
El escenario financiero está cambiando en Brasil, contagiado por la crisis del euro, y los empresarios argentinos miran con preocupación creciente la posibilidad de que el real se devalúe hasta un nivel en el que afecte su competitividad.
Tras años de recibir elogios y lluvias de dólares de parte de los principales jugadores del mercado financiero global, ahora el país vecino empieza a sufrir la reversión de la tendencia.
En las últimas semanas las autoridades subieron la tasa de interés (desde 8,75 hasta 9,5%) ante el temor de una aceleración en la salida de capitales. Los expertos financieros del país vecino creen que esta política seguirá su curso todo el año, hasta finalizar con una tasa de 11,75 por ciento.
Y simultáneamente la moneda sigue deslizando su paridad con el dólar. Tras haber iniciado el año en un nivel de 1,7 reales por dólar, llegó a ubicarse en 1,9 para luego volver a un nivel de 1,8.
El trimestre marca, entonces, una devaluación de 6% en el mismo período en el que el peso argentino apenas se depreció 2% frente al dólar.
En tanto, la inflación del primer trimestre del año ya acumula 2%, lo cual pone dudas sobre la posibilidad de que se cumpla la meta inflacionaria de 6,5%. El año pasado, en el mismo período la variación de precios había sido de apenas 1,2 por ciento.
¿Significa esto que Brasil va camino a una devaluación de su moneda? Los analistas argentinos creen que sí, sobre todo cuando ponen la lupa en su déficit de cuenta corriente, que en 2009 sorprendió por su magnitud y alcanzó 1,7% del Producto Bruto Interno (PBI).
Por lo pronto, la pérdida de competitividad ya se está notando con fuerza entre los exportadores del país vecino, que ejercen un fuerte lobby para que el gobierno del presidente Lula encuentre paliativos a su situación.
Líneas de crédito especiales, nuevos subsidios del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y devolución de tributos son algunos de los componentes de este paquete de medidas que ya se está empezando a aplicar y que ha llamado la atención de los industriales argentinos. (Ver nota: Brasil lanza un "megaplan" que mete miedo a los industriales locales)
Causa y excusa
“El real estaba extremadamente fuerte, así que uno no puede descartar que en este escenario de fortalecimiento del dólar la moneda brasileña vaya hacia un debilitamiento. Si la nueva situación internacional provoca una disminución en el flujo de capitales a Brasil, el real se va a depreciar”, afirma Daniel Marx, experto en finanzas y ex negociador de la deuda pública argentina.
Para Marx, no es descartable incluso que el debilitamiento del euro “sirva como excusa a nivel político” para que el gobierno apoye una aceleración en el deslizamiento del real y, de esa manera, atender los pedidos internos de una mejora en la competitividad.
En la misma línea, Miguel Kiguel, titular de la consultora Econviews, opina que en el país vecino se está librando una pulseada entre el gobierno y el Banco Central, que tienen visiones contrapuestas sobre qué tan lejos debe llegar la fortaleza de la moneda.
“El gobierno no quiere un real tan fuerte porque le genera problemas de competitividad; el que sí quiere un real fuerte es el Central, que por eso subió las tasas. Y todavía no está claro para dónde se va a inclinar el tema”, indica.
En todo caso, el pánico de los mercados y el pesimismo generalizado respecto del éxito que puedan tener los planes de estabilización en Europa se están haciendo sentir sobre los mercados emergentes, y particularmente sobre la principal economía latinoamericana.
El economista Eduardo Levy Yeyati, en un documento de la consultora Analytica, advierte que en la semana del 5 al 12 de mayo, tanto los fondos de inversión globales como los dedicados a emergentes registraron una salida neta de flujos desde este grupo de países por u$s2.400 millones.
Destaca, sin embargo, que en esta ocasión la salida de capitales se concentró casi exclusivamente en el mercado bursátil y no afectó con fuerza a la deuda soberana.
De todas maneras, plantea dudas respecto de si Brasil está ingresando en un recalentamiento con posible riesgo inflacionario. Y destaca que “las constantes revisiones al alza de crecimiento ponen en una clara disyuntiva al Banco Central: convalidar un nivel de inflación por arriba de la meta de 4,5% o inducir una suba de tasas de hasta 300 puntos básicos, en el marco de un año electoral”.
Expuesto al cambio de clima
Algunos analistas creen incluso que Brasil está en una situación de mayor exposición que la Argentina ante el cambio de escenario financiero global.
Uno de ellos es Jorge Todesca, ex viceministro de Economía y titular de la consultora Finsoport, quien destaca las diferentes situaciones de ambos países en cuanto a sus cuentas externas.
“La Argentina va a tener un saldo positivo en su balanza comercial de u$s15.000 millones, lo cual en el corto plazo le da cierto margen para compensar una salida de capitales”, sostiene Todesca.
En cambio, destaca que el país vecino redujo en 2009 su saldo comercial a la mitad del año anterior, y que esto genera el ambiente para una devaluación.
“Hay que mirar a Brasil con mucha atención porque su equilibrio externo depende de la entrada de capitales. Como están con déficit en la cuenta corriente necesitan un superávit en la cuenta de capital. Y si el flujo de capitales se revierte como consecuencia de la crisis del euro, su situación empieza a complicarse”, detalla el economista.
Agrega, además, que en un momento de retracción de la economía europea, las inversiones externas difícilmente se sostengan a un ritmo alto: “Como en el mundo hay capacidad instalada excedente, ya no se justifica grandes inversiones que no están acompañadas por la demanda”.
El dilema argentino
En todo caso, si el escenario es el de un real que sigue devaluándose a un ritmo mayor que el peso argentino, ¿cuál es el límite tolerable para que la gestión Kirchner revise su política de dólar quieto?
Kiguel cree que mientras que la moneda brasileña se mueva debajo de la paridad de dos reales por dólar, no habría una situación preocupante para la Argentina.
“Otra cosa es si se llega a 2,20, claro. Pero no lo veo como el escenario de corto plazo”, afirma el economista.
Pero aquí, naturalmente, entran en juego los factores políticos internos, dado que el Gobierno, que hasta ahora se ha mostrado sólido en utilizar al tipo de cambio como “ancla” del proceso inflacionario, deberá decidir si un cambio de escenario regional con un real más débil siguen haciendo viable su postura.
Para la consultora Abeceb que dirige Dante Sica, un posible efecto colateral que sufra la Argentina como consecuencia del deterioro de la situación macroeconómica en Brasil podría ser “el aumento de las expectativas de devaluación -hoy bajas- con lo que se podría producir un retiro de los depósitos en dólares y dificultar el financiamiento mediante créditos”.
Mientras tanto, los síntomas de que Argentina sigue perdiendo competitividad frente a su vecino no se detienen. En el plano del costo laboral, por ejemplo, los salarios en dólares aumentan la brecha a tal punto que los industriales están alertando sobre las dificultades para sostener su ecuación de negocio.
Un informe de Ieral, el instituto que dirige Jorge Vasconcelos, dice que los salarios argentinos, que hasta 2008 estaban parejos con los de Brasil, empezaron a despegarse y este año alcanzarán su mayor distancia.
El índice (que considera el costo en dólares por cada unidad producida) proyecta que este año la Argentina estará en un nivel de 98,4% tomando como referencia 100 el año 1997. En cambio, Brasil descenderá hasta 93,8 en la misma escala.
Para recuperar la competitividad perdida frente al país vecino, los aumentos salariales este año deberían tener un tope de cuatro puntos sobre la tasa de devaluación, según Belisario Alvarez de Toledo, economista de Ieral.
Esto significa que, si se produjera una devaluación en torno de 8%, que es la expectativa de la mayoría de los economistas, los ajustes salariales no deberían excederse de 12%. Es decir, la mitad de lo que realmente se está negociando en las paritarias.
Con la mira en el dólar
En definitiva, el impacto brasileño sobre la Argentina será, a su vez, resultado de cómo derive la crisis del euro. La gran pregunta, en este sentido, es si un euro más débil implica necesariamente un “super dólar” como el que caracterizó otros momentos de turbulencia mundial o si, por el contrario, las demás monedas resistirán la embestida.
Para Marx, esta vez habrá algunos condimentos diferentes que en anteriores crisis. “Sí vamos a ver un dólar más fuerte, pero no se va a terminar ahí, porque también vamos a ver reposicionarse a las monedas asiáticas”, señala el analista.
Y recuerda que con tipo de cambio más apreciado, los asiáticos ganan poder de compra. “Dentro de este panorama complicado, no deja de ser una buena noticia para países como Argentina”, agrega Marx.
Siempre, claro está, que la Argentina no siga generando conflictos con su principal comprador de productos agrícolas. Pero ese es tema de otra agenda.
Fernando Gutiérrez - (c) iProfesional.com
El escenario financiero está cambiando en Brasil, contagiado por la crisis del euro, y los empresarios argentinos miran con preocupación creciente la posibilidad de que el real se devalúe hasta un nivel en el que afecte su competitividad.
Tras años de recibir elogios y lluvias de dólares de parte de los principales jugadores del mercado financiero global, ahora el país vecino empieza a sufrir la reversión de la tendencia.
En las últimas semanas las autoridades subieron la tasa de interés (desde 8,75 hasta 9,5%) ante el temor de una aceleración en la salida de capitales. Los expertos financieros del país vecino creen que esta política seguirá su curso todo el año, hasta finalizar con una tasa de 11,75 por ciento.
Y simultáneamente la moneda sigue deslizando su paridad con el dólar. Tras haber iniciado el año en un nivel de 1,7 reales por dólar, llegó a ubicarse en 1,9 para luego volver a un nivel de 1,8.
El trimestre marca, entonces, una devaluación de 6% en el mismo período en el que el peso argentino apenas se depreció 2% frente al dólar.
En tanto, la inflación del primer trimestre del año ya acumula 2%, lo cual pone dudas sobre la posibilidad de que se cumpla la meta inflacionaria de 6,5%. El año pasado, en el mismo período la variación de precios había sido de apenas 1,2 por ciento.
¿Significa esto que Brasil va camino a una devaluación de su moneda? Los analistas argentinos creen que sí, sobre todo cuando ponen la lupa en su déficit de cuenta corriente, que en 2009 sorprendió por su magnitud y alcanzó 1,7% del Producto Bruto Interno (PBI).
Por lo pronto, la pérdida de competitividad ya se está notando con fuerza entre los exportadores del país vecino, que ejercen un fuerte lobby para que el gobierno del presidente Lula encuentre paliativos a su situación.
Líneas de crédito especiales, nuevos subsidios del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y devolución de tributos son algunos de los componentes de este paquete de medidas que ya se está empezando a aplicar y que ha llamado la atención de los industriales argentinos. (Ver nota: Brasil lanza un "megaplan" que mete miedo a los industriales locales)
Causa y excusa
“El real estaba extremadamente fuerte, así que uno no puede descartar que en este escenario de fortalecimiento del dólar la moneda brasileña vaya hacia un debilitamiento. Si la nueva situación internacional provoca una disminución en el flujo de capitales a Brasil, el real se va a depreciar”, afirma Daniel Marx, experto en finanzas y ex negociador de la deuda pública argentina.
Para Marx, no es descartable incluso que el debilitamiento del euro “sirva como excusa a nivel político” para que el gobierno apoye una aceleración en el deslizamiento del real y, de esa manera, atender los pedidos internos de una mejora en la competitividad.
En la misma línea, Miguel Kiguel, titular de la consultora Econviews, opina que en el país vecino se está librando una pulseada entre el gobierno y el Banco Central, que tienen visiones contrapuestas sobre qué tan lejos debe llegar la fortaleza de la moneda.
“El gobierno no quiere un real tan fuerte porque le genera problemas de competitividad; el que sí quiere un real fuerte es el Central, que por eso subió las tasas. Y todavía no está claro para dónde se va a inclinar el tema”, indica.
En todo caso, el pánico de los mercados y el pesimismo generalizado respecto del éxito que puedan tener los planes de estabilización en Europa se están haciendo sentir sobre los mercados emergentes, y particularmente sobre la principal economía latinoamericana.
El economista Eduardo Levy Yeyati, en un documento de la consultora Analytica, advierte que en la semana del 5 al 12 de mayo, tanto los fondos de inversión globales como los dedicados a emergentes registraron una salida neta de flujos desde este grupo de países por u$s2.400 millones.
Destaca, sin embargo, que en esta ocasión la salida de capitales se concentró casi exclusivamente en el mercado bursátil y no afectó con fuerza a la deuda soberana.
De todas maneras, plantea dudas respecto de si Brasil está ingresando en un recalentamiento con posible riesgo inflacionario. Y destaca que “las constantes revisiones al alza de crecimiento ponen en una clara disyuntiva al Banco Central: convalidar un nivel de inflación por arriba de la meta de 4,5% o inducir una suba de tasas de hasta 300 puntos básicos, en el marco de un año electoral”.
Expuesto al cambio de clima
Algunos analistas creen incluso que Brasil está en una situación de mayor exposición que la Argentina ante el cambio de escenario financiero global.
Uno de ellos es Jorge Todesca, ex viceministro de Economía y titular de la consultora Finsoport, quien destaca las diferentes situaciones de ambos países en cuanto a sus cuentas externas.
“La Argentina va a tener un saldo positivo en su balanza comercial de u$s15.000 millones, lo cual en el corto plazo le da cierto margen para compensar una salida de capitales”, sostiene Todesca.
En cambio, destaca que el país vecino redujo en 2009 su saldo comercial a la mitad del año anterior, y que esto genera el ambiente para una devaluación.
“Hay que mirar a Brasil con mucha atención porque su equilibrio externo depende de la entrada de capitales. Como están con déficit en la cuenta corriente necesitan un superávit en la cuenta de capital. Y si el flujo de capitales se revierte como consecuencia de la crisis del euro, su situación empieza a complicarse”, detalla el economista.
Agrega, además, que en un momento de retracción de la economía europea, las inversiones externas difícilmente se sostengan a un ritmo alto: “Como en el mundo hay capacidad instalada excedente, ya no se justifica grandes inversiones que no están acompañadas por la demanda”.
El dilema argentino
En todo caso, si el escenario es el de un real que sigue devaluándose a un ritmo mayor que el peso argentino, ¿cuál es el límite tolerable para que la gestión Kirchner revise su política de dólar quieto?
Kiguel cree que mientras que la moneda brasileña se mueva debajo de la paridad de dos reales por dólar, no habría una situación preocupante para la Argentina.
“Otra cosa es si se llega a 2,20, claro. Pero no lo veo como el escenario de corto plazo”, afirma el economista.
Pero aquí, naturalmente, entran en juego los factores políticos internos, dado que el Gobierno, que hasta ahora se ha mostrado sólido en utilizar al tipo de cambio como “ancla” del proceso inflacionario, deberá decidir si un cambio de escenario regional con un real más débil siguen haciendo viable su postura.
Para la consultora Abeceb que dirige Dante Sica, un posible efecto colateral que sufra la Argentina como consecuencia del deterioro de la situación macroeconómica en Brasil podría ser “el aumento de las expectativas de devaluación -hoy bajas- con lo que se podría producir un retiro de los depósitos en dólares y dificultar el financiamiento mediante créditos”.
Mientras tanto, los síntomas de que Argentina sigue perdiendo competitividad frente a su vecino no se detienen. En el plano del costo laboral, por ejemplo, los salarios en dólares aumentan la brecha a tal punto que los industriales están alertando sobre las dificultades para sostener su ecuación de negocio.
Un informe de Ieral, el instituto que dirige Jorge Vasconcelos, dice que los salarios argentinos, que hasta 2008 estaban parejos con los de Brasil, empezaron a despegarse y este año alcanzarán su mayor distancia.
El índice (que considera el costo en dólares por cada unidad producida) proyecta que este año la Argentina estará en un nivel de 98,4% tomando como referencia 100 el año 1997. En cambio, Brasil descenderá hasta 93,8 en la misma escala.
Para recuperar la competitividad perdida frente al país vecino, los aumentos salariales este año deberían tener un tope de cuatro puntos sobre la tasa de devaluación, según Belisario Alvarez de Toledo, economista de Ieral.
Esto significa que, si se produjera una devaluación en torno de 8%, que es la expectativa de la mayoría de los economistas, los ajustes salariales no deberían excederse de 12%. Es decir, la mitad de lo que realmente se está negociando en las paritarias.
Con la mira en el dólar
En definitiva, el impacto brasileño sobre la Argentina será, a su vez, resultado de cómo derive la crisis del euro. La gran pregunta, en este sentido, es si un euro más débil implica necesariamente un “super dólar” como el que caracterizó otros momentos de turbulencia mundial o si, por el contrario, las demás monedas resistirán la embestida.
Para Marx, esta vez habrá algunos condimentos diferentes que en anteriores crisis. “Sí vamos a ver un dólar más fuerte, pero no se va a terminar ahí, porque también vamos a ver reposicionarse a las monedas asiáticas”, señala el analista.
Y recuerda que con tipo de cambio más apreciado, los asiáticos ganan poder de compra. “Dentro de este panorama complicado, no deja de ser una buena noticia para países como Argentina”, agrega Marx.
Siempre, claro está, que la Argentina no siga generando conflictos con su principal comprador de productos agrícolas. Pero ese es tema de otra agenda.
Fernando Gutiérrez - (c) iProfesional.com
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