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12 agosto 2010

OPINIÓN: La vuelta al dólar barato de los ‘90

12-8-2010 - Está de visita mi hermano que vive en España, y durante una comida, uno de los temas de conversación que surge es lo caro que está Buenos Aires. No sólo en rubros tradicionales como el electrónico, sino en el supermercado, restaurantes y muchos servicios, como ir al cine tienen valores cercanos a los españoles.

En el presente cuadro, elaborado por Orlando Ferreres, y con datos hasta marzo, se ve que en muchos rubros estamos claramente más caros que en la época del 1 a 1 y lo que se mantiene en niveles inferiores son principalmente las tarifas (luz, gas agua) y el transporte público por encontrarse altamente subsidiadas. De no ser por esos subsidios, los índices de precios en dólares estarían claramente por encima del índice de 100 que corresponde a diciembre de 2001.

De todas maneras hay que recordar que los subsidios a la tarifa los estamos pagando con mayor presión impositiva, que también es un costo a la producción.

¿Volvemos al dólar barato como en los 90?
Esta es la discusión de la Argentina de los próximos meses. ¿Qué tan atrasado va a estar el tipo de cambio en Argentina de tal manera que comience a afectar la recuperación económica que está teniendo la economía Argentina?

Los dos caminos por los cuales el retraso cambiario puede afectar el crecimiento son:

-El primero es lo que suceda en la parte real de la economía. Argentina del 2010 es la economía más abierta al mundo debido a las circunstancias internacionales. El coeficiente de apertura (exportaciones más importaciones, paso del 20% en los 90 a más del 42% en la actualidad)

De hecho, a pesar que el gobierno está fomentando el consumo interno, los sectores más dinámicos están todos vinculados al comercio internacional. Por el lado de las exportaciones, el sector agropecuario, básicamente el boom de la soja y en menor medida del maíz y el sector automotriz y el gran momento económico que viven nuestros vecinos, liderados por Brasil.

También el otro sector dinámico es el de electrónicos en general, sobre todo PC, televisores LCD y teléfonos celulares tipo (smart pone) que son todos o importados o ensamblados en Argentina con un gran componente importado.

Es por ello que el retraso cambiario perjudica a unos y beneficia a otros. A medida que Argentina se hace más cara en dólares, los exportadores tienen cada vez menor margen de rentabilidad y los importadores, a la inversa cuentan con mayores márgenes.

-El segundo camino es el financiero. Los argentinos tenemos vasta experiencia en períodos de atrasos cambiarios importantes. Y todos sabemos que a la larga o a la corta, dados los desequilibrios macroeconómicos reincidentes de este país, los retrasos cambiarios se terminan corrigiendo.

Esto quiere decir que una devaluación que compense dicho retraso llegara, lo único que ignoramos es cuando y con qué intensidad, pero sabemos con certeza que va a llegar.

Esta certeza, hace que a medida que pasa el tiempo y el retraso cambiario se va haciendo más evidente, la propensión, esto quiere decir la vocación de los argentinos a comprar dólares va creciendo. La compra de dólares comienza a crecer cuando la gente percibe que uno de los bienes más baratos de la economía, es, justamente, el dólar.

El problema principal es que este vuelco al dólar, va afectando el consumo. Aquella persona que compra dólares, no compra auto, no compra casa, no viaja por el país, por lo tanto la economía se empieza a enfriar y las empresas y el empleo a sufrir.

Es por ello que la espada de Damocles del BCRA va lenta pero inexorablemente creciendo, teniendo la suerte hasta hoy que la economía norteamericana no arranca y que el dólar está nuevamente muy débil.

Este dólar débil nos ayuda y permite que no perdamos aun mayor competitividad de la que nos genera nuestra propia inflación. Pero a una inflación de 2% mensual, de aquí a fin de año es imposible que el dólar este fijo. O se frena la inflación o se devalúa el dólar. Pero devaluar es darle un golpe a la inflación.

Se necesita un ancla.

La presidente del BCRA sabe que para frenar la inflación o al menos desacelerarla, se necesita algún ancla. Las posibilidades son:

Una política fiscal moderada,

Una política monetaria dura,

Un tipo de cambio retrasado

Una política de ingresos moderada. (Salarios creciendo a tasas no superiores a un dígito)

O, una recesión como la del año pasado.

Por ahora, el ancla que está funcionando es el retraso del dólar. Pero sabemos que no es sostenible en el tiempo y que en algún momento se ajusta.

Lamentablemente todos los argentinos ya hemos sufrido las consecuencias de un dólar barato. Y las consecuencias fueron pobreza y desempleo.

Por Tomás Bulat. Economista y periodista - www.cronista.com

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